Ante ti, me muestro como soy, desnuda, vulnerable. Te muestro mi cuerpo, te explico mis cicatrices. En tus ojos percibo tu miedo, ese dorado tiembla al encontrarse con mi mirada. Al palpar mis heridas siento el desasosiego en la yema de tus dedos. Percibes el aroma a pesadumbre que emana de mi piel. Sé que eres capaz de sentir la inclemencia que habita en mí, sabes que mis latidos se extinguen en las sombras, cuando no estás aquí. Sé que es difícil quererme, que me deslizo de tus brazos, que a veces me piensas distante en esa inaccesible somnolencia…

Mas no tengas temor de estos estragos, cada huella, forma parte de mí, cuenta una historia. Un relato de un alma triste, perdida, humana. El azul retrata los días, la lucha ante ese desenlace cruel y despiadado. Mis venas reventadas marcan el camino índigo en donde la muerte me alzó entre sus manos, en donde descansaba adormecida. Fueron aquellas jornadas en donde fallecí de noche y renací de día, aquellas jornadas interminables.

¡Ven! ¡Acércate! Reconoce cada rincón de mi ser. Te regalo mis piernas, mis brazos, mi cuello, mis labios, mi corazón, mi todo. No encontrarás en ella lo blanquecino. Estoy desgastada, manchada, fría. Pero encontrarás en la médula de mi existencia un único deseo: amarte.

Amarte así, despojada de los tapujos, de las apariencias. Amarte hasta que mi boca se canse de susurrar tu nombre al oído. Amarte con cada célula de mi cuerpo. Tan solo tu rostro áureo hace hormiguear mi cuerpo de dicha. Me basta tu hombro para sentir el regocijo más puro. A tu lado el mundo parece menos cruel, menos tiránico.

¡Si tan solo fuésemos libres de la corrupción, el vacío, la distancia…! Para tenerte hoy conmigo emancipados del desconsuelo que oprime este sentir tan virtuoso y así quererte, regalarte las llaves para romper mi corazón ¡Si tan solo mi mirada fuese tu mirada! Para atar nuestro silencio e idolatrarnos así, redimidos del dolor ¡Si tan solo habitáramos tú y yo en esta morada! Para abandonarme en ti, para empapar mi piel con tu aroma. Hoy tan solo soy una mujer fragmentada para quien amarte le es suficiente.

Imagen tomada de: https://fstoppers.com/video/breaking-glass-visual-storytelling-behind-scenes-rob-woodcox-3274

Autora

Sabrina Cabrera

Mi nombre es Sabrina Cabrera. Desde pequeña he vivido ensimismada en los textos de algún libro, absorta en el estudio de sus distintas peculiaridades. Para mí, estos han sido como una especie vestíbulo anómalo donde puedo escuchar la voz entrecortada de personajes, donde el paisaje obtiene cualidades mágicas y cada sensación resulta insólita, donde mis recuerdos se entrelazan de manera bizarra con múltiples historias, panoramas, personajes… Deseo entregarles las llaves de este vestíbulo que en ocasiones parece oculto y monótono, pero que ─una vez descubierto─ resulta repleto de fragmentos ilustres y eternos.

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