Para muchos, la pandemia ha sido una experiencia enriquecedora que ha permitido el descubrimiento de habilidades, fortalezas y debilidades. Además, se ha tenido tiempo para reflexionar sobre estos hallazgos con ayuda de familia y amigos, compañeros, entre otros. Para María Esther Coronado, maestra de Idioma Español en Tercero Básico, la cuarentena ha sido una oportunidad para el autodescubrimiento. Ha tomado el reto impartir las clases en línea y ha trabajado duro para brindarles a sus estudiantes las mejores clases posibles.

Para conocer más acerca de sus experiencias en cuarentena, el e-capirucho la entrevistó.

¿Cuál ha sido el cambio más positivo que has tenido gracias a la pandemia?
Logré organizarme mucho mejor en cuestiones del colegio. Aunque siempre tengo algo que hacer (calificar, planificar, mandar correos, estar en reuniones),  ahora logro tener mejor organizado mi tiempo para todo eso. Además, pude fijarme mucho más en mi salud. Eso fue algo que había descuidado porque siempre andaba corriendo, por el tráfico, por las cosas de la universidad y otras cosas que me atormentaban, pero lo más positivo es que puedo hacer la última fase de mi profesorado desde mi casa.

¿Qué has aprendido acerca de ti misma durante estos tiempos?
Que puedo enfrentar la adversidad, pero, sobre todo, que puedo adaptarme a los cambios en cualquier momento. También aprendí que la resiliencia es sumamente necesaria aun si no me encontrara en confinamiento por la pandemia, eso me ha enseñado a que «las circunstancias nunca son perfectas, la actitud sí».

¿Te ha resultado muy difícil impartir tus clases de manera virtual?
Un poco, hay varios factores que influyen en la señal de internet y cuando eso pasa me estreso mucho porque siempre quiero estar al 150% en las clases virtuales: estar unos minutos antes, compartir los archivos que usamos para trabajar, aclarar las dudas directamente en los archivos en los que trabajamos en cada clase; sin embargo, si la señal de internet es estable, que es casi todo el tiempo, no es muy difícil. Aunque algo que sí ha sido difícil es que extraño mucho platicar con mis alumnos, darnos el tiempo de discutir algunos temas de forma extensa o el simple hecho de saludarnos en los pasillos.

¿Has logrado aclimatarte a la nueva forma de vida? Si es así, ¿Cómo?
Considero que sí. En esta situación, mis compañeros de equipo han sido la clave, aunque no estamos cerca, nos seguimos compartiendo las penas, alegrías, ideas para las clases, consejos, entre otras cosas que me han ayudado a sobrellevar la carga. Y a pesar de que a veces el panorama se oscurece, sé que puedo platicar con ellos para encontrar soluciones, incluso si busco una solución para algo que no tenga que ver con el colegio.

Algunas de las actividades que María Esther ha realizado durante la cuarenta son:

«He sembrado y cultivado cactus».

«Aprendí a hacerme las uñas 😊, también se las hago a mi hermana y a mi mamá».

«He leído algunos libros, entre ellos el último de Candi Ventura, maestra de Segundo Básico».

¿Cómo te sientes con respecto de esta situación?
En ciertas ocasiones, me siento abrumada, porque hay muchas cosas que atender a la vez. Algunas veces he pensado: «¡Quiero regresar al colegio! Aunque pareciera lo contrario hay muchas más cosas que hacer», pero como dije antes, lo platico con mi equipo de trabajo y entonces, vuelvo a la calma, pero debo aclarar que la mayor parte del tiempo me siento tranquila y muy satisfecha del esfuerzo que hacemos todos como colegio.  

¿Tienes algún mensaje para el resto del colegio?
«La adversidad tiene el don de despertar talentos que en la prosperidad hubiesen permanecido dormidos», Horacio. Siempre he creído que toda dificultad tiene el propósito de hacerte más fuerte, de cambiar en ti algo que no estaba bien o hacer que te fijes en lo que es realmente importante para que lo valores. Esta es la oportunidad perfecta para reinventarnos y despertar los dones que tenemos dormidos.

María Esther es un gran ejemplo de la resiliencia y perseverancia, pues no ha dejado que el desafío del coronavirus la descomponga personal ni profesionalmente. Gracias al esfuerzo y dedicación que pone cada día, ella ha logrado adaptarse a la situación y nueva forma de dar clases en los procesos educativos. Ha aprendido a hacer cosas divertidas, como hacerse las uñas o plantar cactus. Son estas actividades simples las que realmente muestran lo importante de no dar la vida por sentado. Debemos aprovechar cada momento que tenemos y sacar lo positivo de ello, por más difícil que resulte.

Autora

Christina Landers

Hola, mi nombre es Christina Landers, estoy en Quinto Bachillerato. Me encanta el arte y creo que a través de él podemos manifestar nuestros sentimientos. Escribir es una forma de expresión creativa que nos conecta con otros. Me gusta escribir sobre temas que ayuden a conocernos mejor entre nosotros. En esta cuarentena, he tenido la oportunidad de trabajar en proyectos nuevos y disfrutar de la convivencia con mi familia, aunque extraño mucho a mis amigos.

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