La corrupción de los políticos está en boca de todos cuando se habla de los problemas de Guatemala, cosa que es verdad: lamentablemente, Guatemala es un país con puntajes altos de corrupción. Para comprender lo que pasa y por qué pasa esto, se debe empezar por definir los términos corrupción y burocracia. La palabra corrupción en el contexto político es el abuso del poder público para cometer actos delictivos para beneficio del político; por ejemplo, utilizar a conveniencia los impuestos de las personas y quedárselos. Por otro lado, está la burocracia, que son todos los procedimientos y trámites que tienen los gobiernos.

Para comprender por qué la corrupción es un síntoma, debemos comprender primero qué es lo que facilita la existencia de la corrupción, ¿cuál es la enfermedad?

Guatemala, en términos económicos y de libertad individual, es un país moderadamente libre, según el ranking anual de libertad económica de The Heritage Fundation, lo que significa que Guatemala tiene un gobierno bastante presente en las actividades económicas del individuo, haciéndolo por consiguiente menos libre.  Esto sucede porque el gobierno, rara vez con buenas intenciones, pretende abarcar la mayor cantidad de problemas por su único medio posible: ampliando su presupuesto y, por consiguiente, incrementando su tamaño, abarcando cada vez más aspectos de nuestra vida, con nuestro dinero, claro.

Cuando se pretende que el gobierno esté cada vez más presente en nuestras vidas, queriendo que este solucione cada vez más de nuestros problemas, se ve obligado a crecer, cosa que significa gastar más en burocracia, ampliando el presupuesto e invirtiendo en más sueldos (ministros, asistentes, asesores, etc.) que les sale al final extremadamente caro a aquellos que pagan sus impuestos. Tomando en cuenta que el gobierno no produce el dinero como lo haría una empresa, sino que su fuente de ingreso son los impuestos, para pagar tantos programas, sueldos, bonos y demás pagos, se necesita subir los impuestos cada vez más, jugando un papel contraproducente que, si bien pretende usar ese dinero para solucionar nuestros problemas y ayudar al desarrollo del país, muy rara vez logra su objetivo y solo consigue solucionar muy pocos o ni uno.

Ahora, podría surgir la siguiente pregunta: ¿En qué está relacionada la corrupción con el tamaño del gobierno? ¿O con la cantidad de impuestos que este cobre? Y es válido, a simple vista no parece que tuviera una relación importante. El tema del tamaño del gobierno y, por consecuencia, la recaudación de impuestos, son en realidad uno de los principales focos de corrupción debido a que cada vez hay más concentración de dinero en el gobierno, lo que significa que el político tiene cada vez más dinero en su poder. Entre ejemplos de corrupción que normalmente se suele oír en Guatemala están los servicios u obras públicas a sobreprecio, pagos de favores políticos, plazas fantasmas, entre otros muchos.

En conclusión, la corrupción en Guatemala no se debe solo a la deshonestidad de nuestros funcionarios públicos, sino también a todo el poder y responsabilidad que les damos sobre nuestras vidas y decisiones. Funcionarios públicos deshonestos y corruptos siempre va a haber, entonces queda en nuestras manos el nivel de poder y dependencia de ellos que les queremos dar. Recordemos una famosa frase: «El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente». La solución de esto no está en dar más dinero a más entidades para que traten de disminuir la corrupción, cuando la corrupción está en eso mismo. La solución está en ir disminuyendo las funciones del Estado al mínimo posible, no aumentándolas pretendiendo que este solucione cada vez más problemas de los individuos. Bien decía Ronald Reagan que «El gobierno no es la solución a nuestros problemas, el gobierno es el problema».

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Autor

Sebastián Alvarez

Estudiante de Quinto Bachillerato, apasionado por la política y la economía. Disfruto mucho de leer, tocar piano y pasar tiempo con mi familia y amigos.

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