«Dios concede la victoria a la constancia».

Simón Bolívar

Desde que somos pequeños, nos enfrentados con obstáculos y desafíos que requieren de perseverancia y constancia. La constancia es lo que nos permite seguir adelante a pesar de estos obstáculos, teniendo una posición firme en lo que queremos, pensamos, y hacemos.

La constancia esta en todo. En el colegio, en nuestro deporte, en nuestro trabajo y en nuestros sueños. No es una cualidad ni un valor común, pues hoy en día disponemos de la tecnología, comodidades y de muchas otras cosas que nos frenan y nos paran de verdaderamente ser constantes; sin embargo, la constancia es uno de los pilares del éxito en todas sus variantes. Como personas dedicadas y presente y futuramente exitosas, debemos de ser constantes en cada cosa. No es un valor fácil, ni algo que podamos lograr en un abrir y cerrar de ojos. Es algo que requiere de determinación, perseverancia y tiempo.

Ser constante lleva implícito el hecho de enfrentarse a una serie variable de dificultades sin dejar que nos derriben o que nos den ganas de seguir con nuestras costumbres fáciles y, aunque es difícil aceptarlo, haraganas. Para ser constantes, debemos estar genuinamente interesados por la causa y nos debemos cuestionar si esto es algo por lo que estamos dispuestos a dejar nuestros malos ámbitos y hábitos atrás.

La constancia no es solo ser dedicado y trabajar en algo de una manera fácil y conveniente para nosotros, sino que es la acción y el efecto de hacer evidente algo de forma fehaciente y autentica; es decir, dar nuestro mejor esfuerzo para cada tarea que tengamos.

Debemos ser motivados y salir del lugar al que la pandemia nos trajo, levantarnos y mirar el lado positivo a todas las cosas. La constancia la podemos aplicar en cada y único trabajo que hacemos. Con ella, podemos llegar al éxito.