«Somos lo que hacemos día a día de modo que la excelencia no es un acto sino un hábito».

Aristóteles

Los hábitos nos permiten planear eficientemente un día, estos son tan importantes y poderosos porque tienen la capacidad de crear ansias neurológicas en el cerebro. Dicho comportamiento está compuesto por unas sustancias de «placer», que son liberadas al realizar alguna actividad que después es recompensada. Los hábitos son los que ayudan a construir nuestro día a día y tiende a ser inconsciente. El cerebro es el responsable de todos los hábitos que creamos. Como todos sabemos, el cerebro es de gran importancia y es el órgano más complejo; además, el ganglio basal es la región del cerebro cuyas funciones son esenciales en la adquisición de los hábitos.

Con apoyo de muchas investigaciones, científicos han llegado a la conclusión de que los hábitos se forman. Constantemente nuestro cerebro está en busca de ahorro de esfuerzo al igual que de tiempo y esto se logra en la recolección de secuencias, formando rutinas automáticas. Toda persona disciplinada tiene una colección de hábitos fuertes que le permiten realizar muchas actividades diarias sin pensarlo mucho.

Ya que conocemos un poco sobre la importancia de los hábitos, hablemos de cómo formarlos. Al intentar crear un hábito, es vital recordar que requiere de tiempo y ganas, ya que no siempre va a ser fácil. Así como nuestras ganas para realizar una actividad puede no ser regular, tener la fuerza mental para no abandonarlos prematuramente también puede ser así. Por eso, es importante desechar esos malos hábitos e ir incorporando esos hábitos que nos acercan a nuestras metas.

Pero, ¿cómo puedo formar un hábito?

Primero, es importante que el hábito comienza siendo un acto pequeño y realista, de forma que no nos demos por vencidos.

Segundo, realizarlo diariamente. Muchos estudios han llegado a la conclusión de que el rango de días que toma para que el hábito se forme es de 20 a 22. Recuerda que, conforme la complejidad del hábito, el tiempo que intentemos formarlo hasta que surja automáticamente irá variando. Recomiendo que realices algún tipo de calendario o lista para que estés consciente de que estas realizando ese hábito.

Tercero, es la recompensa. Existen dos tipos de recompensas, la intrínsecas y las extrínsecas. Puede ser que esto te recuerde a el primer artículo que escribí, donde hable de la motivación intrínseca y extrínseca, lo que tiene mucha relación con esto, pero es algo diferente. Las recompensas intrínsecas provienen directamente de realizar alguna actividad concreta; por ejemplo, la energía después del ejercicio. Por otro lado, las extrínsecas son las que no provienen del hábito, sino que de afuera; es decir, esos premios que tú te das u otros te obsequian.

Acá puedes leer nuevamente la publicación en la que hablo de motivación intrínseca y motivación extrínseca.

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En conclusión, las recompensas motivan a seguir con el hábito, ya sean las intrínsecas, relacionando el efecto con el hábito, o las extrínsecas, obteniendo algo material.

Y tú, ¿qué tal estás con tus hábitos?

Autora

Inés Sánchez

¡Hola! Soy Inés Sánchez y estoy en tercero básico. Me encanta saber información de crecimiento personal. Escribir y dibujar son algunas actividades que disfruto realizar. Por lo general, cuando escribo siempre busco dejar un mensaje positivo que impacte en la vida de alguna persona. He tomado la decisión de escribir en el e-capirucho para poder descubrir mi potencial y aprender más.

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