¿Habrá sido la Luna? ¿Habrán sido tus ojos brillando como estrellas? ¿Habrá sido mi torpe y débil cuerpo? El tiempo pasa. Amanece. Anochece. La vida toma su naturaleza absurda y pierdo el sentido del tiempo. De los días. Los días en los que aquella Luna se alzó sobre nuestros cuerpos. Y no paro de preguntarme: ¿cómo te perdí?, o ¿acaso jamás te tuve? La vida de los seres humanos consiste en una existencia frágil y corruptible. Somos seres caprichosos. Necesitamos de una razón para todo, algo que haga el paso de los días menos doloroso. Y en aquellos momentos en los que mi existencia se encontraba suspendida de un hilo, en el que mis memorias comenzaban a deformarse, apareciste tú.

A tu lado me sentía diminuta como una flor fea y marchita. Mis ojos negros se encontraban inflamados por incontables noches de llantos desconsolados. Sin embargo, como un mendigo que les ruega a los transeúntes por el más mínimo gesto de humanidad, yo en secreto te rogaba que quitaras la pesadez de mi pecho. Sí, lo sé, fui egoísta. Pero durante esos breves segundos, me permití soñar despierta.

Cuando se pierden las memorias, se deben sustituir por aquellas prefabricadas, aquellas que se ajustan a los vacíos del alma. Luego descubrí que me encontraba viviendo en un mundo de fantasías propias. Un mundo platónico alejado de esa realidad deprimente. Es por ello que solo quería tener memorias reales, pues son estas el único tesoro en la soledad. Estas son capaces de ser reproducidas constantemente en un momento de nostalgia. Tú me regalaste una de mis memorias más preciadas, cuando me miraste a los ojos, cuando sentiste lástima por esa mísera alma perdida. Fue entonces cuando el mundo se detuvo. En esa infinidad, mi cuerpo se derretía en el suelo y mi corazón latía suavemente. Y por un momento fantaseé con la idea de morir en tus brazos, extasiada de esa belleza abstracta, que tenían tus ojos bajo la Luna llena. Quise correr hacia ti, escuchar tu corazón latir con el mío en una bizarra sinfonía ¡Cuánto quise quedarme para siempre a tu lado! Quedarme en ese mundo de sueños, de una pesada calma.

Sabía que al amanecer esa belleza perecería. Que me verías con indiferencia, incluso repulsión. Por más que engañara a mi corazón, sabía que jamás me amarías. Que yo no significaba nada para ti. Que tu mundo y mi mundo jamás colisionarían, excepto en el mundo de los sueños. Me es difícil abandonar la vana e infantil esperanza que algún día me verás distinto y sé que jamás podré librarme de ese miserable romanticismo.

Todos los seres humanos necesitamos amar y ser amados, necesitamos que nos recuerden, que nuestra existencia posea un valor. No podemos vivir sin el calor de alguien más, encerrados en los confines de nuestro mundo. Me siento sola, tan sola. Sé que mi tristeza no desaparecerá. Que a nadie le importará si siento morirme en este terrible vacío. Porque nadie puede comprender la agonía ajena. Por eso he callado, por eso vivo en un estado de sonambulismo, mientras el tiempo pasa, mientras la Tierra gira y la Luna se olvida de tus ojos. Pero no sé qué espero. Quizá sea la muerte, cerrar los ojos y hundirme en ese vacío negro, eterno. Quizá es a ti a quien espero. Pero la espera es oficio fútil. El tiempo corre y tú te alejarás más y más de mí, hasta que yo me convierta en una sombra, la espuma del mar a tus pies. No sirve de nada gritarte que me ahogo en esta putrefacta existencia, que estas paredes no me dejan respirar, que te pierdo cada día más.

Regresa, aunque sea solo en mis fantasías. Regresa, aunque solo sea por unos instantes. No te pido que me recuerdes, deja que mi memoria muera, pero no dejes que  me asfixie con tu frialdad. Pero sé que jamás serás capaz de escucharme, que en tu mundo soy un mero ser fantasmagórico, producto de la media noche que desaparece con los primeros rayos de la mañana. Es mejor aceptar que no poseo ningún valor para ti, que crecerás y encontrarás tu camino lejos de mí, mientras que yo te esperaré. Pensaré en ti en ese silencio espectral en donde la realidad se mezcla con mis alucinaciones. Y te esperaré sin saber por qué.

Imagen tomada de: https://hairstylesbeauty.tumblr.com/post/623186534347276288

Autora

Sabrina Cabrera

Mi nombre es Sabrina Cabrera. Desde pequeña he vivido ensimismada en los textos de algún libro, absorta en el estudio de sus distintas peculiaridades. Para mí, estos han sido como una especie vestíbulo anómalo donde puedo escuchar la voz entrecortada de personajes, donde el paisaje obtiene cualidades mágicas y cada sensación resulta insólita, donde mis recuerdos se entrelazan de manera bizarra con múltiples historias, panoramas, personajes… Deseo entregarles las llaves de este vestíbulo que en ocasiones parece oculto y monótono, pero que ─una vez descubierto─ resulta repleto de fragmentos ilustres y eternos.

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