Chicas y chicos:
¿Recuerdan nuestro primer día de clases juntos? Para mí, cada inicio de ciclo escolar durante los últimos nueve años que me he dedicado a la docencia ha sido como destapar un regalo que, no como los comunes, me promete un sinfín de posibilidades y sueños. Ese primer día, estampamos nuestras huellas en unos arbolitos, cada huella era una hojita que poco a poco llenó de vida la hoja de papel donde solitario habitaba un árbol de ramas vacías.
Si hay algo que me gusta en la vida es mi trabajo, supongo que viví una adolescencia maravillosa y por eso me gusta vivirla nuevamente con mis estudiantes. Los pocos meses que estuvimos juntos fueron suficientes para comer juntos, reír, ponernos tristes, enojados y felices, ¿acaso eso no es vivir? Sí, fue muy poco tiempo, pero lo vivimos intensamente y eso es lo que importa.
¿Recuerdan sus guerritas de rap durante el recreo? ¿Recuerdan cuando celebramos a los cumpleañeros y comimos mucha pizza y pastel? ¿Y cuando explotamos globos en la clase e hicimos competencia de dictados? ¿Recuerdan cuando le echaban la culpa de su humor a la hora del día que teníamos clase? Si era temprano tenían sueño, si era a media mañana tenían hambre y si era tarde ya estaban cansados.
Querida promoción de segundo básico 2020, la mayoría cumplió los quince años en época de pandemia, no nos abrazamos tanto como hubiésemos querido, pero sepan que yo atesoro cada línea de sus huellas en estos papeles en donde juntas se eternizarán para siempre.
Gracias por todo su esfuerzo, por su resiliencia y por las ganas de reinventarse.
Con muchísimo cariño,
Candi Ventura
