Posiblemente ya has visto el cortometraje de un pequeño conejo que nos da un recorrido por su «trabajo» que se ha hecho muy viral en los últimos días por las redes sociales. Si nos los has visto aún, por aquí te lo resumo. Es realmente un corto muy fuerte, para mí fue un golpe de realidad sin anestesia.

La pequeña película inicia con este conejito que se nota que está mal herido. Él tiene una actitud muy positiva al contarnos que se llama Ralph, está ciego totalmente de un ojo y por su oreja no escucha nada más que un chillido constante. Luego de presentarse, nos cuenta un poco de su rutina diaria. Podemos notar en su tono y fluidez de la voz que tiene unas cuantas dudas sobre su «trabajo», pero estas dudas desaparecen al pensar que todo lo que hace y vive es por nosotros, los humanos, y nació para hacer eso. Así como sus hermanos, sus hijos y sus padres nacieron solo para trabajar por los humanos.

¿Será esto verdad? ¿Será necesario? Soy una persona con la firme opinión de que no es necesario que un animal sufra solamente por nuestro bienestar. Nuestro conejito nos comenta cómo básicamente todo lo que tienes en tu baño fue primero probado en animales. Ralph dice «no importa que yo sufra después de todo es para que los humanos estén bien».  Si esto fuera cierto, estaríamos afirmando que los animales no tienen derechos siempre y cuando los humanos estemos bien. Estaríamos aceptando que somos mejores que los animales y que está bien su sufrimiento por nosotros.

¿Realmente crees que está bien el sufrimiento de un animal por TU bienestar? Si crees eso, es mejor que pares de leer este artículo, pero si no lo crees y quieres cambiarlo sigue leyendo, pues juntos lograremos que cada vez menos animales sean usados a nuestro favor. La razón más común por la que las personas no hacen cambios es porque consideran que ellos solos no pueden lograrlo. ¡No pienses eso! Nosotros podemos hacerlo.

¡SALVEMOS A RALPH! Es muy fácil salvarlo. Para detener la prueba de productos en animales, debemos investigar. Investigando puedes descubrir las empresas que hacen sus productos y los prueban en animales. Si tenemos el conocimiento de cuáles son estas empresas, podemos dejar de adquirir los productos en esa tienda. De este modo estaremos salvando animales.