En 1837, los principales medios de transporte eran los trenes, barcos y carruajes; por lo tanto, las maletas se desgastaban demasiado rápido. Los viajeros acudian a artesanos como el señor Maréchal para que los ayudaran a proteger sus pertenencias. Louis Vuitton, con tan solo 16 años, fue su aprendiz. Diecisiete años después, Vuitton decidió abrir su propio taller en 4 Rue Neuve-des-Capucines, París. Tuvo mucho éxito inmediatamente con sus baúles y arcones.

En 1858, Vuitton diseñó un baúl con lona Trianon; en 1867, volvió a cambiar el diseño por rayas beige y marrón debido a la constante imitación de sus diseños. Despues de 29 años de estar cambiando sus diseños de forma seguida, decidió patentar su lona con sus iniciales, LV, que se volverían el momograma de la empresa.

Estos grandes baúles atrajeron a muchos ladrones. A causa de esto, Vuitton y su hijo, Georges, decidieron crean un ingenioso sistema de cierre para baúles, con lo que se convirtieron en cofres del tesoro. Cuando al fin lograron obtener el prototipo final, Georges decidió patentar este cierre unico. Fue tan exitoso que incluso un periódico decidió retar a Harry Houdini a intentar escapar de este cierre. A pesar de que Houdini nunca aceptó al reto, se puede comprobar que el cierre logró cumplir con su propósito de alejar a los saqueadores.

Tras la muerte de Louis en 1892, George comenzó con una campaña en busca de ampliar la empresa a distintos países. Durante esta campaña, viajó a varias ciudades para comenzar a vender sus productos. A principios del siglo XX, la marca Louis Vuitton sacó al mercado el bolso de cabina, el cual era pequeño y se mantenía dentro del equipaje más grande.

Justo cuando estalló la Primera Guerra Mundial, la marca estaba abriendo varias tiendas alrederdor del mundo. Georges murió tres años antes de la Segunda Guerra Mundial y dejó el legado familiar en las manos de su hijo, Gaston-Louis Vuitton. Durante la guerra, Gaston colaboró con los nazis en Francia, con lo que aumentó la riqueza de la marca.