Vivian Rodríguez es maestra de Inglés en Cuarto de Primaria. Trabajó en el colegio de 1994 a 1999. Luego de un tiempo, regresó en el año 2003 hasta la fecha. Se ha desarrollado profesionalmente durante todo este tiempo de labores en el colegio. Es licenciada en Enseñanza y Aprendizaje y Magíster en Gestión de Niñez y Adolescencia. Su profesión de maestra ha sido de vital importancia en su vida y cree en la educación como herramienta de desarrollo personal y social.

El 2020 inició como cualquier otro año escolar. Con nueva decoración en nuestras aulas, planificaciones, listado nuevo de alumnos y la ilusión de un nuevo ciclo.  No imaginé que vendrían tiempos de aislamiento, de quedarnos en casa y de enseñar a distancia.

Impartir clases desde el comedor de mi casa o de mi dormitorio, acomodando todo de manera diferente para que todo se vea muy bien en la cámara, ha sido todo un reto. Sentirme en un ambiente escolar desde mi hogar ha sido una nueva forma de vida y de docencia completamente inesperadas.

Nos subimos a un tren sobre la marcha, sin saber el destino final. Sin libros, sin pizarrón, sin niños, todo esto sucedió muy rápido. Mi decoración, mis marcadores, mis organizadores de clase, todo quedó atrás, en un aula vacía y silenciosa.

Ahora nos vemos a través de una pantalla, con imágenes a veces pausadas, escuchando voces entrecortadas, con señal, sin señal, pero conectados y unidos con un mismo fin en mente: continuar el proceso de enseñanza-aprendizaje.

El tiempo no se detiene y nos ha enseñado que todo puede cambiar en cuestión de segundos. Las cosas cotidianas, como abordar un bus para ir al colegio o manejar en el tráfico desde muy temprano, escribir la fecha en el pizarrón, calificar cuadernos y cuidar recreos, eran tan normales como ver salir el sol todas las mañanas.

Todo se vio alterado por una pandemia de la que escuchábamos en las noticias y que sucedía del otro lado del mundo. Pero llegó a nosotros, llegó como pasajero en un avión y nos vimos obligados a quedarnos en casa para dar lugar a una nueva escolaridad, las clases a distancia.

Extraño a mis alumnos, el ruido de los recreos, el cafecito con mis compañeras de trabajo y amigas muy queridas. Sobre todo, extraño caminar entre las filas, o de grupo en grupo, viendo de cerca cómo están trabajando.

Observar si están haciendo linda letra, si están subrayando, si están coloreando sus dibujos, si siguieron instrucciones… o simplemente acercarme y decirles que lo están haciendo muy bien son particularidades de las clases presenciales que echo de menos.

Antes del timbre de salida un viernes, escucharlos gritar la cuenta regresiva «¡10, 9, 8 ………… .ring!». Todos corriendo al baño para irse a cambiar porque se van a la casa de algún amigo o amiga, a la celebración de un cumpleaños o simplemente de paseo con sus abuelos, quienes llegarán pronto a recogerlos. Esos viernes agitados eran muy alegres.

Nuestro colegio, nuestras aulas, pasillos llenos de niños sonriendo y platicando entre ellos de sus experiencias, de sus planes, de sus aventuras. Abrazados o de la mano yendo hacia la tienda y hacia las plataformas a jugar fut o tenta o sentarse a platicar.

Los docentes también extrañamos el colegio, a nuestros alumnos, escribir en nuestra pizarra, cantarles «happy birthday» a nuestros cumpleañeros y hacerlos pasar al frente para darle «las vueltas» por cada año cumplido. Extrañamos platicar con nuestros alumnos, conocerlos mejor, ayudarlos a resolver sus problemas y aconsejarlos.

Esta nueva escolaridad ha sido un reto para toda la comunidad Montessori, pero hemos sabido afrontarla y demostrarnos a nosotros mismos que con firmeza, unión y determinación podemos vencer cualquier obstáculo.

Todos los docentes que formamos parte de esta nueva escolaridad nos debemos de sentir orgullosos de nuestro trabajo, orgullosos de ser maestras y maestros resilientes,  capaces de convertir una pandemia en nuevas oportunidades. Nada nos detiene y nada nos limita, somos docentes Montessori, docentes de corazón.

Autor

Equipo Montessori

En el corazón del colegio estamos sus maestros, maestras y todas las demás personas que permiten que la energía circule por todos lados, como secretarias, personal de administración y coordinadores. En este espacio, iremos abriendo nuestro corazón y compartiendo anécdotas, reflexiones, cuentos, poemas… en fin, todos aquellos textos que nos ayuden a mantenernos cerca.

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