Para iniciar el año, entrevisté a la inigualable Marisa Arias, graduada en 2018. Probablemente muchos de ustedes aún la recuerden, pues nos cautivó con su increíble actuación durante todos los años gracias una profunda interiorización con cada uno de sus papeles. Fue parte de la primera generación del Club de Teatro, es más, estuvo involucrada en su formación. Si tuviese que definir a Marisa en pocas palabras, estas serían: apasionada, entregada, firme, auténtica, detallista y creativa. Tiene la habilidad de integrar, de alguna forma u otra, su propio contexto de vida integración al propio sentimiento del personaje. Como evidencia de que su gran pasión por las artes escénicas permanecerá para el resto de su vida, Marisa es actriz y productora de cine y estudia Cine, Artes Visuales y Emprendimiento en la Universidad Francisco Marroquín.

Personalmente, tuve la dicha de verla presentar dos obras: Una noche de primavera sin sueño (2016) y La importancia de llamarse Ernesto (2017). También, vi el resultado final en una competencia de la Universidad Popular, cuando presentó La muerte del Señor Spring (2018), una obra escrita por ella y Pablo Rosal.

En cuatro años, recibió estos reconocimientos:

Festival de teatro Montessori
2015:  Mejor actriz principal
2016:  Mejor obra
Mejor actriz principal
2017:  Mejor actriz principal

Competencia de artes escénicas en la Universidad Popular
2018: Segundo lugar en la obra de La muerte del Señor Spring

Platiqué con Marisa para conocer acerca de las raíces de su pasión por las artes escénicas y su trayectoria hasta el presente.

Al terminar tu experiencia del teatro en el colegio, ¿qué seguimiento le diste a tu pasión?
Soy actriz y productora de cine. Después de graduarme, me tomé un año sabático para trabajar y produje mi primer largometraje, grandes campañas comerciales, festivales. Fundé mi propio proyecto de charlas y conversatorios: Sacachispas Project y este año inicié a estudiar Cine, Artes Visuales y Emprendimiento en la UFM. El teatro en el colegio fue una de las razones principales, por las que decidí seguir esta carrera. 

¿De qué manera el teatro en el colegio hizo que descubrieras a lo que te querías dedicar en la vida?
Creo que desde muy temprana edad yo estaba segura de que lo que quería hacer con mi vida era dedicarme al cine, a hacer películas; específicamente, a actuar. Pero lo que hizo el colegio fue darme el espacio para realmente empezar a explorarlo, experimentarlo. Pienso en ese pequeño auditórium, ese escenario, y le tengo tanto cariño porque me dio la oportunidad para conocerme un tanto más profundo. Experimentar. Subirme al escenario y por un momento olvidarme de quién era y convertirme en la persona que quería ser, en un personaje externo a mí. Es una idea fascinante; me enamoré de ese concepto.

¿Hubo un momento en específico que te hizo darte cuenta de que querías dedicarte a esto?
Sí, justo arriba en el escenario, en el auditórium; también, en Cayalá, en segundo básico, que presentamos Prohibido suicidarse en primavera, una obra de Alejandro Casona. Fue el primer personaje principal que tenía, actué de Chole, y creo que es un personaje complejo, realmente. Me encantaba empaparme en ella. Creo, que en ese entonces también estaba pasando por un momento en el que en mi vida personal estaba sintiendo mucho dolor y poder sentir la catarsis de poderme expresar a través de las palabras de Chole y estar arriba en el escenario, hay algo que no tiene precio. Curiosamente, ese año me dieron mi primer premio a mejor actriz. La fe que tuvieron Jessie e Isa en mí como para poder darme ese premio, de darme el personaje principal a pesar de que falté para la mayoría de los ensayos porque tuve un viaje, pues al final me dio la esperanza y me hizo creer en mí misma y creer en que, eventualmente, iba a poder llegar a algún lado más, a llegar lejos en el mundo de la actuación.

¿Cuál fue la experiencia más significativa del teatro en el colegio?
La experiencia más significativa tuvo que haber sido el Club de Teatro. Fue este “nicho” en el que personas igual de extrañas que yo nos pudimos encontrar, tener este espacio seguro para jugar y para conocernos un poco mejor entre nosotros en este espacio tan sagrado, que es el escenario, lugar en el que todo el mundo se sube y se es todos un tanto más vulnerables. Para mí fue una experiencia que espero nunca olvidar.

Si pudieras volver a presentar una obra, ¿cuál sería y por qué?
La muerte del señor Spring porque creo que ahora tengo todavía un mejor entendimiento de ella. Esta vez me gustaría, también, poder actuarla porque antes solo la dirigí y la escribí, entonces me gustaría poder experimentar con alguno de los personajes o tener la oportunidad, en algún momento de la vida, de regresar y montar otra obra completamente nueva.

¿Qué significó el teatro para ti y para tu vida?
Más que nada, fue este beacon of hope, una fuente de esperanza. El teatro en mi vida es un pilar. Ahorita tengo un buen rato de no subirme a un escenario y de solo estar frente a cámara; aunque los dos son actuación, son dos mundos completamente diferentes. La adrenalina de estar arriba… Yo creo que cuando uno encuentra lo que le gusta hacer y logra entrar en este estado de flow, en donde uno solo está presente y viviendo el momento, de lleno, esos momentos son lo que hacen la vida worth it para mí. Para mí, eso es el teatro: arte.

¿Cuáles dirías que son las claves para convertirse en una excelente actriz?
Pues, yo sigo trabajando para poder ser una excelente, increíble, actriz. Creo que esa es una de las claves, solo seguir trabajando. Practicar, practicar, practicar siempre que se tenga la oportunidad. A veces, si no tengo un proyecto de cine en el que pueda actuar, busco algún monólogo. Estar abierta y ser empática a entender y escuchar a las otras personas porque creo que uno de los secretos es poder estar en contacto con la persona que te está dirigiendo y ayudándote a construir este personaje. Creo, que uno como actriz, como actor en general, tiene que ser empático. Si no entiendo a quien estoy interpretando, pues muy difícilmente me voy a convertir en esa persona.

¿Cómo podrías motivar a los actuales alumnos del colegio para involucrarse en el teatro?
Para mí, el teatro es un ejercicio de salir de nuestra zona de confort y creo que siempre que salimos de nuestra zona de confort estamos creciendo y expandiéndonos en maneras en las que uno jamás podría esperarse. Estar en el escenario, hasta manejando luces, es un ejercicio para estar presente. Para mí, el teatro es un ejercicio de meditación, que siempre recomiendo, y es un espacio para conocerse mejor a uno mismo y donde al final no importa qué tan ridículo y qué tan awkward me sienta porque para eso es; es un espacio para jugar y experimentar. Es una experiencia que realmente recomiendo a todo el mundo. Una vez uno se enfrenta a un escenario, no hay nada a lo que uno no se pueda enfrentar en la vida. Yo era una persona que sufría de pánico escénico. De pequeña era tartamuda; iba a recitales de piano y no podía tocar, me ponía a llorar frente al piano, y el teatro es lo que me ayudó a superar el pánico escénico. Un skill importante, que todo el mundo va a necesitar en la vida, es hablar en público y, pues, el teatro es un gran secreto para poder hacerlo.

¿Qué nunca olvidarás del Teatro Montessori?
Mis maestros. Annie, Jessie e Isa, especialmente, que fueron tres personas que estuvieron ahí para mí, apoyándome al cien, todavía hasta después de que me gradué. Las personas que estuvieron ahí conmigo en el Club. Pablo Rosal, con quien escribimos La muerte del señor Spring. Son personas a las que les tengo tanto cariño y que, al final, creería que son amistades que yo sé que, aunque no les haya hablado en el último año, van a estar ahí para mí. A las personas, mis amigos, que estuvieron en el Club, y mis maestros. Si pudiera decir un momento en específico, sería al estar a punto de presentar La muerte del señor Spring en la Universidad Popular. Me recuerdo perfectamente de estar backstage; todo el mundo caminando, súper nerviosos. De hecho, hay una foto en la que salimos con Annie, y no recuerdo qué otras personas, solo matándonos de la risa. No recuerdo qué estaba pasando, pero recuerdo perfectamente el sentimiento de las mariposas en el estómago. Y luego, ver por primera vez presentar la obra en un teatro en donde las luces ya no eran las del auditorio y ya se podía cambiar de color a un rojo cuando el mayordomo mata al padre y cómo, realmente, aportó. Todo fue perfecto, el momento fue perfecto. Ver lo que habíamos escrito con Pablo cobrar vida. Ese fue el momento en el que solo caí más profundo en enamorarme de este mundo.

Autora

Nicole Rosal González

¡Hola! Me llamo Nicole Rosal y estoy en Quinto Bachillerato. Como tú, soy mucho más que mi nombre. Soy una persona con mente abierta, apasionada e independiente. Vivo con una mentalidad: cuando crezca, quiero poder mirar atrás y saber que todo valió la pena. Soy una de las personas muy flexibles en torno a mis gustos. Me encanta la música clásica, el blues y el jazz, pero también adoro el rock y el pop, incluso me gusta el rap; estoy loca por los libros y, a la vez, me gusta ver películas o series de televisión; me gusta hacer deporte, al igual que jugar videojuegos. En fin, háblame de cualquier cosa, que seguro me parecerá fascinante.

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