La industria de la moda cambia constantemente. Más rápido que nunca, diría yo. Y aunque me intriga cómo se verá la moda más adelante, prefiero saber cómo se irá mostrando la relación del fast fashion o moda rápida con el medio ambiente.

Las tendencias van y vienen a menudo; muchas prendas acaban repitiéndose de décadas anteriores. Es divertido ver qué tendencias están regresando y aprender nuevas formas de usarlas. Los pantalones acampanados, el plaid, las mangas voluptuosas, los corsés y chunky sneakers eran famosos en el pasado y probablemente vuelvan en un par de años; por ejemplo, las prendas estampadas de cuadros (plaid) originalmente se popularizaron en los años 70 y jugaron un papel esencial al marcar la moda femenina. Recientemente, estos cuadros estampados regresaron a las tiendas en forma de pantalones, faldas y camisas.

A la hora de comprar ropa, lo vintage es una gran opción. No necesariamente tienen que ser artículos anticuados sin una oportunidad de un nuevo hogar; de hecho, lo vintage ha estado ganando valor y popularidad. Además de esto, a medida que los consumidores se vuelven más conscientes del impacto que el fast fashion está teniendo en el medio ambiente, están buscando métodos de compra más sostenibles, como la segunda mano, que no solo es más respetuoso con el medio ambiente, sino también una forma más responsable de gastar dinero porque naturalmente tiene un precio más bajo que el de un artículo similar, completamente nuevo, más si se trata de artículos de marca.

Hasta finales de los 90 y principios de los 2000, la producción mundial de fibra estaba aumentando junto con el ritmo de crecimiento de la población para acomodarse a más personas, si no hacemos un cambio notable, al igual que en las últimas dos décadas, la tasa de producción seguirá superando al crecimiento de la población. La moda rápida o fast fashion es un término que se refiere al enorme sector de la industria de la moda basado en la producción rápida y barata de ropa de baja calidad que entra y sale aprisa del mercado. Esto fomenta el consumo excesivo, ya que se ofrecen productos baratos para «mantenerse a la moda». Esta estrategia es beneficiosa para los minoristas, ya que se engaña a los clientes para que gasten más a través de varias compras pequeñas. Aparte, los fabricantes reducen costos de producción mediante el uso de materiales sintéticos y tratados químicamente que terminarán principalmente en vertederos, océanos o incineradores dentro de solo un año de haber sido producidos.

El aumento de la producción y el consumo de moda tiene impactos ambientales graves y duraderos. La moda rápida contribuye con alrededor de un 10% de las emisiones globales de CO2 anuales, que aumentarán con los años si los consumidores no notan las consecuencias. Reconociendo el problema, se pueden proponer soluciones como inclinarse a diseños duraderos y fáciles de reparar. Se deben utilizar materiales de alta calidad, orgánicos y respetuosos con el medio ambiente, como cáñamo o tela reciclada/reutilizada. El alquiler o la segunda mano también son excelentes opciones para que tu closet produzca un desperdicio mínimo.

Si los compradores practican estos cambios, el planeta podrá avanzar a su ritmo natural, tal vez no evitando el daño en la naturaleza, pero sí reduciéndose en gran medida y valorando aún más el arte de la moda. Si no, nuestro futuro no parece prometedor para los próximos años.

Foto de Aden Ardenrich en Pexels

Autora

Sophia Solis

Sociable, organizada, creativa y determinada… Esos fueron los principales adjetivos con los que mis amigos me describieron. Mucho gusto, mi nombre es Sophia Solis. En este espacio vas a encontrar de todo, literalmente de todo, pero visto desde mi perspectiva. Hablaré de temas sensibles y superficiales, desde política y salud mental hasta moda y diversión, pero siempre dándole un twist crítico, honesto y con una partecita de mi. ¡Te invito a leer desde mi perspectiva!
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