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Como ustedes sabrán, en los últimos días nos hemos visto envueltos en una crisis que muchos han catalogado como una lucha entre la corrupción y la anticorrupción, una dictadura contra la democracia. Ha pasado mucho en muy poco y cada vez vemos cómo más actores, leyes, conceptos y eventos se acumulan en lo que parece ser una lucha desenfrenada por el poder ilimitado. Esta es la primera parte de varios textos en donde te explicaré qué es lo que está sucediendo en Guatemala para que comprendas y puedas tomar una postura al respecto.

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Resultados electorales

Todos pudimos evidenciar cómo es que el 26 de junio ya se daba por sentado que Sandra Torres y Bernardo Arévalo pasarían a la segunda vuelta electoral.

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Muchos vimos cómo había una gran porción de la población que se abstuvo a votar y hubo mucho desacuerdo con el proceso por medio del voto nulo, voto blanco y la inasistencia a las urnas. Según muchos analistas y expertos, este fenómeno se dio por el rechazo a los candidatos presentados y la exclusión electoral de algunos otros, como Carlos Pineda, Roberto Arzú y Thelma Cabrera; realmente, la suspensión y denegación de inscripción de estos fue por criterios minúsculos que se tomaban arbitrariamente. Según muchos, estos candidatos desafiaban el éxito electoral de los que las encuestas más tarde señalaban como «punteros»: Sandra Torres, Edmond Mulet y Zury Ríos.

Según el opaco y ambiguo censo de 2018, somos 14,901,286 guatemaltecos, de ellos hay un 62% de ciudadanos empadronados (es decir que pueden votar). De estos, 9,361,068 de ciudadanos, casi 4 millones de guatemaltecos decidieron no votar. El voto nulo llegó al 17.4% de los 5,565,000 que votaron, es decir 964 mil votos nulos.

Lo que realmente se llevó la sorpresa fue que Bernardo Arévalo, del Movimiento Semilla, lograra pasar a segunda vuelta. Él no posicionaba entre los cinco candidatos en las encuestas de intención de voto, sin embargo logró el segundo lugar.

Después de siete días de las elecciones, el TSE (Tribunal Supremo Electoral, ente organizador de las elecciones) acata la resolución de la CC (Corte de Constitucionalidad, corte que vela por el cumplimiento de la constitución) que buscaba realizar una revisión de las actas para confirmar que los resultados hayan sido los publicados en los días pasados. Esta decisión fue respaldada y exigida por instituciones, partidos políticos (algunos de los cuales tendrán que desaparecer por los pocos votos que tuvieron) y ciudadanos que declaraban fraude. El reclamo empezó por discrepancias en el proceso en las elecciones para la Municipalidad de Guatemala, sin embargo, gradualmente muchos partidos políticos se unieron bajo el reclamo de un fraude electoral a nivel nacional. Muchos indicaban que Semilla había cometido fraude, pues nadie vio venir su auge. Estos tres días fueron intensos, se señaló la intención de abrir cajas, lo que según la ley era ilegal. Los días pasaron y se contabilizaron todos los votos, los resultados eran prácticamente los mismos.

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El 7 de julio, 14 días después de las elecciones, la CSJ (Corte Suprema de Justicia, la cabeza del órgano judicial), pidió que no se oficializaran los resultados, es decir que ningún candidato electo pueda ser atribuido a su cargo público, en tres distritos. Esto bajo la solicitud de dos partidos políticos que ya habían presentado la queja con la CC, Valor (sin Unionista, pues se separaron) y CREO. Ante esto, los guatemaltecos se empezaron a alzar bajo la consigna: «¡En las urnas, no en las cortes!», haciendo referencia a que las elecciones ya se dieron y la intervención de las cortes y demás instituciones era fraudulenta e ilegítima. Esto lo negó la CC y dio vía libre a que se oficialicen los resultados el 10 de julio.

Próximamente estaré publicando la segunda parte. Sin duda alguna, lo que viene es lo más controversial de lo que ha sucedido, ilegalidades flagrantes, acusaciones y demás actos cometidos por el MP, un juez y la CC. Puedes leer nuestro artículo sobre el MP para darte más contexto.

Imagen de portada es de Juan M. Rosales.