Director: Francis Ford Coppola
Género: Crimen/Drama
Duración: 2 horas 42 minutos
Edad sugerida: +16

Esta tercera parte recibe mucho odio, en mi opinión, más del que merece. Es cierto que la de Sofía Coppola es una actuación totalmente desgraciada y que se siente que la película pudo haber sido más, pero cabe recalcar que para el momento en el que salió esta tercera parte habían pasado 16 años desde que se estrenó la dos. También es importante mencionar que Coppola no deseaba que esta fuera una tercera parte titulada La Muerte de Michael Corleone que funcionara como un epílogo a la ya mencionada saga del Padrino. Hubo muchos desastres en la filmación, uno de ellos es responsabilidad por la terrible Sofía Coppola, pues originalmente Winona Rider sería quien daría vida a Mary Corleone, pero renunció a última hora y no se le pudo reemplazar con alguien que tuviese experiencia. La trama de la película no es mala, lleva la historia de un Michael más viejo que desea salirse del juego de la mafia y en el transcurso dejar un nuevo líder de la familia Corleone, algo que su hijo, Anthony, no quiere ser. Diane Keaton tiene una presencia mucho mayor, lo que la ayuda a explorar al personaje de Kay; Andy García también deja un Vincent Mancini muy bien logrado, recordándonos a Sonny, a Vito y a Michael todos juntos. Sinceramente creo que esta se pudo ver muy beneficiada de una cuarta y última película que explorara unas cuantas líneas de diálogo que menciona Vincent, en las que se habla sobre las drogas y los colombianos que ahora dominan la mafia. Una última en la cual hubiésemos podido ver la verdadera muerte no solo de Michael, sino de la familia Corleone, que tratara de ese momento en la historia de la mafia del cual se habla en pocas películas como Goodfellas o New Jack City, el tiempo del narcotráfico. Pero bueno, no hay algo más triste que hablar de algo que pudo ser y nunca fue, entonces mejor enfoquémonos en que esta película, a pesar de ser un poco decepcionante como cierre de esta épica saga, como película no es mala, de hecho es difícil no sacar un par de lágrimas tras el trágico final.

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