Una nueva guerra fría ha iniciado en el mundo, especialmente entre dos países que hasta hace 30 años formaban parte de la misma unión. Entre Ucrania y Rusia las cosas se han ido calentando últimamente debido a la concentración de más de 100,000 tropas rusas en la frontera de Ucrania, lo que supondría una invasión inminente. Desde la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en 1991, estos dos estados han tenido varios roces, principalmente en lo que supone la península de Crimea y las partes rusófonas y prorrusas del país ucraniano, país que se ha visto influenciado por la cultura, idioma, costumbres y política rusa desde 1654.

Las diferencias entre Ucrania y Rusia tienen su inicio desde hace más de un siglo, sin embargo, el inicio propiamente de este conflicto se remonta a 2013, cuando comienza el llamado «euromaidán» el 21 de noviembre, una serie de protestas de sentido pacífico, pero que se tornaron violentas cuando las fuerzas antidisturbios conocidas como Berkut irrumpieron en la Plaza de la Independencia en Kyiv, desalojando de una forma violenta a los manifestantes. En la madrugada del 22 de febrero de 2014, el entonces presidente, Viktor Yanukovych, saldría del país con rumbo desconocido, esa misma tarde, el parlamento de Ucrania resolvería sobre la autodestitución de Yanukovychy el 23 de febrero, Oleksandr Turchinov tomaría el cargo de presidente.

Pero nada mejoraba con eso y el 4 de marzo tropas rusas irrumpirían en la península de Crimea, tomando su control con el pretexto de un supuesto golpe de Estado suscitado en Ucrania. El 11 de marzo, el Parlamento de Crimea declararía independencia, y el referéndum se haría el 16 de ese mismo mes, teniendo una participación abrumadora y un apoyo mayoritario a la unión con la Federación Rusa, datos únicamente confirmados por Rusia y sus allegados, la unión se concretaría el 18 de marzo. La comunidad internacional declaró ilegal y sin efecto esa anexión, tildándola inclusive de manipulada, sin embargo, a Rusia no le importó.

En abril de 2014, manifestantes prorrusos en tres regiones de Ucrania tomarían los edificios gubernamentales y declararían independencia, aunque al final, solo dos de esas independencias “prosperarían”. En las regiones de Donetsk y Luhansk se declararía secesión de Ucrania, las fuerzas armadas ucranianas tomaron rápidamente acción y comenzó una contraofensiva en el área, pero se toparon con tropas de esas «repúblicas» extremadamente armadas que daría por confirmado el involucramiento de la Federación de Rusia en el conflicto. Hasta el día de hoy, ha permanecido una guerra que ha cobrado la vida de casi 14,000 mil personas.

El problema actual radica en la estrategia que Rusia ha empleado: es la misma que la suscitada en 2014, lo que supondría un intento de invasión a territorio ucraniano. Por su parte, Rusia niega todo intento, aunque la concentración de tropas no es muy alentadora, mientras que Ucrania, por el temor, se ha preparado para una invasión inminente, como dice la frase «mejor prevenir que lamentar».

Por lo pronto, todavía es un futuro muy incierto, pero hay algo que permanecerá por mucho tiempo: las diferencias entre estos dos países. Ucrania busca recuperar Crimea y las regiones de Donetsk y Luhansk, mientras que Rusia busca que Ucrania tenga el menor acercamiento con Occidente. Lo único que se puede esperar es un desenlace pacífico y confiar que ninguna persona tenga que sufrir por conflictos puramente políticos.

Imagen tomada de: https://elceo.com/wp-content/uploads/2018/11/ucrania-rusia.jpg

Autor

Jan Ricica

«El precio de desentenderse de la política es ser gobernado por los peores hombres», Platón.
Hola, mi nombre es Jan y actualmente soy estudiante de quinto bachillerato. Me gusta hablar sobre ciencia, política e historia. Mis hobbies favoritos son leer y debatir.

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