Acá estamos, a menos de 30 días de colegio de terminar un recorrido que inició hace casi trece años. Siento que hace una nada jugábamos policías y ladrones en la cárcel del área de Preprimaria. Siento que hace muy poco corríamos de arriba para abajo del jungle gym. Siento que acabamos de terminar nuestra última chamusca en las canchas de basket. Siento que apenas ayer fue nuestra graduación de Sexto. Siento que Secundaria se fue en un abrir y cerrar de ojos. Siento que cada vez el final está más y más cerca.

Faltando tan poco tiempo para que mi promoción deje el colegio, me pongo a pensar en el viaje que hemos recorrido juntos. Pienso en todo lo que hicimos y todo lo que no pudimos hacer.  Sin duda han sido trece años que nunca podré olvidar, pero no voy a mentir y decir que todo el tiempo fue color de rosas. Hubo risas, pero también enojos; peleas, pero también nuevas amistades; gritos, pero también abrazos. Sin duda, hubo memorias con todo tipo de emociones. Mientras nuestro tiempo como seniors llega a su fin, pienso en qué haría diferente. ¿De qué me arrepiento? ¿Qué cambiaría? Si le pudiera decir algo a mi yo de Primero Básico, ¿qué sería?

Recuerdo cuando entré a Primero Básico, asustado del cambio, asustado que de ser los más grandes de Primaria, ahora éramos los más pequeños de Secundaria. Recuerdo ser callado y siempre tener miedo antes de hablar; siempre pensar en el qué dirán las otras personas. También recuerdo cuando estaba entrando a Cuarto Bachillerato y la universidad ya no era algo tan distante. Me metí a todo tipo de actividad dentro y fuera del colegio para hacer que mi currículum se viera mejor. Llegó un punto donde me temblaban los dos ojos del estrés, mi tolerancia estaba por el suelo y vivía de mal humor. No dormía por terminar tareas y nunca gozaba en verdad lo que estaba haciendo porque ya tenía que correr a mi siguiente actividad. Quería hacer todo tan perfecto, que no hacía nada bien.

Si algo pudiera decirle a mi yo de Primero Básico sería algo como: no tengas miedo de ser quien eres. La gente siempre va a hablar, mejor que hablen mientras haces lo que te gusta. Nunca valores más un trofeo que una memoria. Los trofeos se empolvan, las memorias nunca mueren. Descansa mientras puedes, tu tiempo de trabajar ya va a llegar. Finalmente, disfruta cada día, no te afanes por lo que va a pasar mañana, mejor goza lo que está sucediendo hoy. Solo organiza tu tiempo. Aprende todo lo que puedas, sal con tus amigos y nunca, nunca, des por seguro mañana, porque algún día será la última vez. Eso es lo que hace el tiempo tan valioso, lo único que tenemos es el ahora. El pasado ya solo es una memoria y el futuro es incierto.

A ti, que todavía te queda tiempo en el colegio, te pido que lo disfrutes. Esfuérzate por tu futuro, pero no te olvides de gozar tu presente. Disfrútate cada almuerzo con tus amigos, diviértete y ríete de ti mismo en cada obra de teatro, atesora cada plática con Chica en los bebederos, grita como loco en cada partido de interaulas, ve a todas las actividades que puedas, toma muchas fotos y crea historias que pongan una sonrisa en tu cara cada vez que la recuerdes. Para que no te arrepientas el día que sea la última vez.