Hoy estoy especialmente aburrida en la cuarentena. Me cuesta hasta saber de qué escribir. Ahora que estamos de vacaciones siento delicioso levantarme, ver un capítulo de Sugar Rush con mis hermanos y mi mamá, hacer el té frío con mi hermano, hacer ejercicio con mi mamá y ver una película o leer en la noche.

Pero hay muchas cosas que me faltan por hacer; tengo que ordenar mi cuarto, lavar mi ropa, terminar de ver una película con mis hermanos, comer masa de galleta y aprender a tocar guitarra.

Supongo que no hay mejor momento para hacer estas cosas que ahora que todos estamos encerrados. No tengo más excusas ni distracciones que me impiden terminar con todo lo que ansío hacer. Creo que no soy la única que lleva desde antes de la cuarentena con planes pendientes, y yo sé que no todos se pueden cumplir, pero sí creo que no va a haber un mejor empujón que este para hacerlas.

He visto en las redes sociales esa presión que puede haber de «reinventarse» durante este encierro, pero yo no creo que eso sea lo que debemos de hacer.

Debemos de cumplir con cosas que hemos estado posponiendo por meses, y no debemos de hacerlas por nadie más que nosotros mismos, porque ─como diría mi mamá─ es un cariñito que nos damos a nosotros. Ya puede ser para matar el tiempo, porque es nuestro hobby o simplemente porque queremos probar cosas nuevas, esta manera de dedicarnos un ratito del día a nosotros es importante incluso para nuestra salud mental.

Entonces, los incito a que estos días se dediquen un ratito a hacer esas cosas que han querido hacer y no han hecho, puede ser una gran diferencia.