Muchas personas buscan aventuras, experiencias increíbles y descubrir un poco más sobre el mundo. Muchas veces, buscar esas aventuras significa cambiar la vida por completo, tal como le pasó a Andrew Edwards. Pero antes de contar su aventura, debemos de comenzar desde el principio, desde que vino al mundo.

Andrew nació en Sheffield, Inglaterra, y es el mayor de los dos hijos de Christine Leonard e Ian Edwards. Siempre fue un niño muy activo y social, ya que pasaba mucho tiempo jugando futbol en el campo.

Como cualquier persona, Andrew tenía unas grandes pasiones, y esas pasiones son consecuencia de sus tías, quienes eran dueñas de un salón de belleza donde él pasaba mucho tiempo trabajando desde que tenía doce años. Al ser esta su pasión, desde pequeño consideró la posibilidad de convertirse en un estilista profesional, pero también pensó en ser un ciclista profesional. (Todos pasamos por esa etapa en la que no estamos seguros lo que queremos hacer con nuestra vida.)

Su vida académica fue muy buena, ya que se graduó de high school a los 15 años con buenas calificaciones. Luego de graduarse, comenzó un trabajo como aprendiz en el salón Reality Hair de su amigo cercano, donde perfeccionó sus técnicas durante cuatro años. Después de terminar sus estudios como estilista, continuó trabajando en Inglaterra.

Hay veces que a pesar de que la vida que ya tienes es muy buena, no hace para nada mal un cambio, sin importar qué tan grande o qué tan pequeño sea ese cambio. El cambio de Andrew fue uno muy grande, uno que le cambiaría la vida por completo, y es la aventura de llegar a Guatemala.

Andrew simplemente quería un cambio, ya que había vivido en Inglaterra durante toda su vida. Llegó a Guatemala en el año 2000. Dentro de él, sabía que llegarían cosas importantes a su vida una vez llegara, pero no tomó en cuenta, que una de esas cosas importantes llevaría el nombre de Marcela.

Andrew y Marcela tenían una amiga en común que pensaba que ellos dos serían una buena pareja, por lo que les organizó una cita a ciegas. Desde el momento en que se vieron, sabían que iban a estar juntos por el resto de sus vidas, fue amor a primera vista. Desde ese entonces, fueron inseparables. Cuatro meses después de conocerse, se unieron en sagrado matrimonio.

Todo iba perfectamente imperfecto para el señor y la señora Edwards. Claro, al principio fue un poco difícil, porque tuvieron que aprender a vivir con dos culturas diferentes, pero fueron fuertes y lograron sobreponer los obstáculos.

En 2002, Andrew abrió su propio salón en la zona 13 con el mismo nombre del salón donde aprendió todo lo que sabe: Reality Salón. Dos años después nació la primogénita de los Edwards, Megan. En 2007, nació Chloe. Ellas fueron la última pieza faltante para su matrimonio y no podrían estar más felices.

Actualmente, la familia Edwards es muy unida y contenta, a pesar de que ahorita se estén jalando del pelo por la cuarentena… aunque siendo honestos, todos estamos así ahora, pero muy en el fondo, nos seguimos queriendo los unos a los otros.

¿Conoces a Megan Edwards, la hija de Andrew?

Si te gustaría que cuente la historia de tu familia, envíame un correo a elcapirucho@montessori.edu.gt.

Autora

María José Quezada

¡Hola! Mi nombre es Majo Quezada y disfruto leer y escribir. Para mí, leer es cuando puedo liberarme, imaginar y expresar lo que siento. A menudo imagino que estoy en la época medieval. Es por eso que mucho de lo que escribo es sobre personajes fantásticos como héroes y princesas; sin embargo, también me gusta estar al tanto de lo que pasa en el mundo actual. Me gusta pensar que soy una persona un poco anticuada, pero moderna a la vez. Disfruto de casi todos los géneros de música, bailar, salir a fiestas y cosas normales que hacen los adolescentes. Imaginar para mí es un medio para organizar mis pensamientos y seguir adelante con la vida. Como Walt Disney dijo: «Cuando creas en una cosa, cree en ella todo el tiempo, de manera implícita e incuestionable».

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