El año pasado no fue para nada lo que esperaba. Toqué fondo en muchos aspectos de mi vida que no me imaginaba que terminaran así. Lastimé a algunas personas, algunas de ellas, las más importantes de mi vida. Mis emociones crearon un muro tan sólido y duro que en cierto punto dejé de sentir, me volví fría, invisible como si mi cuerpo estuviera presente, mas mi alma y esencia se encontraban desvanecidas sin dejar rastro de su partida. Sin dejar alguna iniciativa de su regreso.

2024 se sintió como cuando un pájaro tiene miedo a lanzarse a volar y a dejar su hogar atrás por miedo a no poder volar como sus papás y no poder encontrar el camino correcto; entre tantas nubes, paisajes y tormentas, que lo pudieran desconectar y hacerlo dudar de cuál debía ser su destino final y si era el correcto.

Así me sentí yo. Perdida en un desierto sin salida. En un bosque lleno de tantos árboles que apenas se podía observar el camino a lo lejos. Preguntándome si con cada lluvia que pasaba saldría el sol más radiante que cuando me permitió verlo por última vez o si el cielo seguiría cubierto de nubes frías y oscuras que advertían la llegada de una tormenta.

No importaba hacia dónde iba, la tormenta me volvía a perseguir. Dejándome así, ninguna alternativa más que dejarme consumir por ella. Sin embargo, cuando creía que ya no podía hacer mas, lo vi a lo lejos. El rayo de sol, el más radiante que no había visto jamás. El que había estado anhelando y esperando por tanto tiempo. Empecé a volar hacia él. Con el corazón en la mano y el miedo apoderándose de todo mi cuerpo. Tenía tantas dudas y no entendía qué acababa de ocurrir. Otros animales empezaron hacer ruidos de felicidad, como si hubieran sentido lo mismo que yo. El sonido del aire transmitía tanta paz y tranquilidad que hasta podía oír mis respiraciones y latidos.

El tiempo se paralizó y pude volver a sentirme como un verdadero pájaro. Libre, con mis alas vivas y tan abiertas que por muy fuerte que estuviera el viento no las lograba desequilibrar. La luz del sol se había convertido en mi guía principal, sus rayos eran mi motor y la energía de esperanza que necesitaba, era la señal que me decía que iba por el camino correcto. Que todo estaba destinado a pasar de la manera en la que ocurrió. De no haber sido así, hubiera sido un pájaro mas, perdido en la oscuridad, dejándose guiar por el viento, por miedo a salirse de lo ordinario e intentar por otro camino, aun si este implicara perderse entre las tormentas y no ver el sol con esa alegría todos los días, como lo veían los otros animales.

Pero también puede ser que la única razón por la que no encuentras una respuesta es porque es parte de un reto que la vida te pone en tu camino con el único propósito de que logres dejar atrás todas tus preguntas negativas e inseguridades y te sientas feliz con quién eres y, al final de todo esto, aprendas una lección de vida muy valiosa que va marcar algo muy importante en ti que seguramente vas a recordar y te va a servir para toda la vida.

Autora

Marcela Trujillo

Hola, mi nombre es Marcela Trujillo. Me gusta escribir, leer, salir con mis amigos, escuchar música y todo lo que tiene que ver con las ciencias sociales, entre otras cosas. Me gusta mucho escribir, ya que siento que la gente se puede expresar muy bien y a veces es más fácil escribir lo que uno siente por medio de la escritura y transmitirlo a otras personas que simplemente hablarlo con alguien. A través de mis artículos, me gusta contar un poco sobre mí y mi manera de ver la vida, que se ha ido formando a raíz de mis aventuras y experiencias, por lo que me gusta explicar cómo estas me han ayudado a ir creciendo poco a poco como persona y me han enseñado muchas cosas sobre cómo ver la vida más positivamente y no tomarme todo tan personal.