Era un viernes 13 de marzo y nos acababa de llegar la noticia de que el primer infectado de coronavirus había llegado a Guatemala. Sabíamos lo que eso significaba: de pronto, no tendríamos clases. Lo que no sabíamos es que ese «pronto» era a partir de la semana entrante y mucho menos nos imaginamos que ese sería el ultimo día que nos veríamos como promoción en meses.

Luego de un par de días de descanso y paz mental, la situación solo parecía ponerse peor y la realidad empezaba a adentrarse dentro de mí.

Estoy acostumbrado a hacer cosas diferentes todos los días y no poder salir de mi casa me afectó más de lo que creía. Empecé a estar todo el día en redes sociales y encerrado en mi cuarto. Estaba de mal humor porque no solo me estaba perdiendo de actividades que teníamos planificadas con familia y amigos, sino que también el año por el que habíamos esperado toda nuestra vida parecía haberse arruinado por completo.

Después de una semana, me aburrí de no hacer nada y decidí ordenar mi día, decidí que me levantaría temprano para terminar tareas y así después podría entrenar toda la tarde. Para terminar de arruinar las cosas, el primer día que decidí seguir este nuevo horario, me puse a saltar la cuerda, pero no me di cuenta de que el patio tenía un pequeño desnivel y se me fueron dos de tres ligamentos que hay en el tobillo. Ahora no solo no podía salir de mi casa, no podía moverme de mi cama.

Tenía literalmente todo el día para ser productivo. Para adelantar tareas, trabajar en ideas y proyectos personales, pero no hacía nada. Finalmente, decidí empezar a leer más. En uno de los libros que leí, aprendí que las cosas que nos pasan las podemos enfrentar de dos opciones.

Podemos deprimirnos y preguntar todo el tiempo por qué nos pasó a nosotros o podemos dejar de buscar solo lo malo y alegrarnos en el proceso. Empecé a leer más seguido, aprendí a tocar mi ukelele, me metí a cursos en línea, en resumen, me acostumbré a una nueva normalidad.

Es normal distraernos al tener todo el tiempo del mundo para hacer algo y es normal ponernos tristes de vez en cuando por toda la situación, pero es el momento perfecto pare encontrar nuevas cosas que nos gusten.

Te motivo a que te atrevas a hacer cosas nuevas, a que hagas algo diferente. De todas formas, alegar y enojarnos no va a hacer que salgamos de esta más rápido, pero sí puedes dedicarte a cosas que te gusten y sentir que el tiempo va más rápido.

Autor

Consejo estudiantil de Secundaria 2019-2020

Somos el Consejo estudiantil de Secundaria 2019-2020. Desde que asumimos este puesto, hemos estado cerca de todos ustedes para escucharlos y ayudarlos a que su paso por la Secundaria sea toda una aventura. Los integrantes del Consejo somos Marcela Bonifaz, Jose Fernández, JP Arrivillaga, Andy Pérez y Juan Diego Castañeda; Sabrina Salguero estuvo con nosotros una parte de esta aventura, pero se fue a vivir a otro país.

Artículos del autor