La autenticidad es una de mis cosas favoritas en las personas porque, aunque no estemos de acuerdo, aprecio a aquellos que no le tiene miedo a la opinión de los demás. Esto es una parte muy importante de nuestra felicidad porque, para estar contento con el mundo, primero debemos estar contentos con nosotros mismos. Aceptar quien somos es vital; tanto nuestras características positivas como negativas nos hacen únicos y diferentes al resto.

En mi caso, puedo decir que nunca me he sentido avergonzado de quien soy, incluso cuando me han llamado hippie por cómo me visto y las cosas que me gustan. Al final no me importa cómo me llamen, me visto como me visto porque me gusta, hago las cosas que hago porque me gustan y mis verdaderos amigos no solo no me excluyen por eso, sino que algunos hasta se interesan en lo que hago. Creo que esa es la actitud que todos debemos de tomar cuando conocemos a personas que pueden ser diferentes a nosotros, ya que alguien que está dispuesto a ser él mismo enfrente de nos nosotros nos está mostrando que tiene confianza, tanto en sí mismo como en nosotros.

Nunca cambiemos quien realmente somos, aceptemos nuestras cosas buenas y también las «malas». Sobre todo, que no nos importe lo que digan los demás; después de todo, los que juzgan y los que se quejan son personas que no llegan a nada en la vida y si te llegan a lastimar siempre puedes pensar en la frase «tú odias mi vida, pero es porque quieres tenerla».