«…extraño la forma en que disfrutaba las cosas pequeñas, incluso cuando las cosas más grandes se derrumbaban. No podía controlar el mundo en el que estaba, no podía alejarme de las cosas, las personas o los momentos que me dolían, pero disfrutaba de las cosas que me hacían feliz».

Neil Gaiman

A veces quisiéramos que la vida siempre se quedara con sabor a chocolate como cuando éramos niños. Más ahora, cuando todo va pasando tan rápido y una etapa de nuestra vida se esta convirtiendo en recuerdos. El pasado se va quedando atrás y nuestro futuro se va convirtiendo en nuestro presente.

Los días cada vez pasan más rápido. Parece que estamos una carrera contra el reloj para seguir siendo niños. Sin darnos cuenta, nuestros gustos cambiaron, nuestra ropa dejó de quedarnos, dejamos de ir a piñatas y comenzamos a ir fiestas. Sin saber cuándo, el tiempo nos ganó la carrera.  Pero nos dejó un regalo. Ahora siempre que veamos atrás, que necesitemos consuelo en momentos en que nos sintamos atrapados en las responsabilidades que nos aguarde el futuro, siempre tendremos algo para recordar que nos sabrá a chocolate. La vida, con sus diferentes etapas, siempre está cambiando y, aunque dé nostalgia pensar en lo que vamos dejando atrás, esos recuerdos siempre nos servirán como ancla para seguir avanzando.

Da miedo soltarse de una etapa para comenzar otra, pero es lo que lo hace emocionante y te da fuerza para seguir avanzando y adentrarte a algo nuevo. El tiempo nunca descansa, es momento de dejar la carrera. Es mejor caminar junto a él y agradecerle los dulces recuerdos que nos va dejando. Disfrutar de las lecciones y crear nuevos momentos que recordar.

Autora

Ania Carranza

¡Hola! Soy Ania Carranza. Estoy en mi último año de secundaria. Amo todo lo relacionado con el arte. Desde siempre me ha gustado leer, escribir, pintar y la música. Soy de esas personas que quieren y están dispuestas a intentarlo todo. Pienso que el mejor regalo es una sonrisa y que con pasión y dedicación se logra todo.

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