Director: Brad Bird
Género: Aventura/Comedia
Duración: 1 hora 51 minutos
Edad sugerida: TODAS

Esta es la primera película de la que hablo que no está en ningún servicio de streaming, pero creo que vale la pena hablar de ella. Ratatouille es otra película de Brad Bird y se nota; el genio que nos trajo Los Increíbles (2004) nos vuelve a deleitar con una de las películas más hermosas de Pixar, hermosa nivel Los Increíbles. La película trata sobre seguir los sueños, pues la familia de Remy no lo deja hacer lo que quiere y tiene que aventurarse lejos de su familia a un mundo desconocido y hostil, donde conocerá a un amigo para toda la vida… ¿a qué otra película de Pixar me recuerda esta trama?

En fin, esta película captura lo mejor y lo peor de París y lo utiliza para hacer énfasis en lo mejor del ser humano. Brad Bird regresa con Michael Giacchino, quien compuso la música de Los Increíbles, para crear una de las bandas sonoras más preciosas en la historia del cine animado; a pesar de las bromas, la canción Le Festin es hermosa y combina con la película perfectamente.

Bird vuelve a darnos una escena genial cuando Remy viaja dentro de las paredes de París, presenciando algunos de los momentos que todo ser humano vive, pero no nos deja verlos, solo nos los propone a través de sombras y sonidos, hasta llegar finalmente al corazón de la ciudad, donde ve al restaurante de Gusteau. Esa escena es acompañada por la canción Wall Rat que hace un trabajo similar a Life’s Incredible Again al darnos el ambiente perfecto y transmitirnos el sentimiento que debemos de tener hacia la escena.

Linguini, el chef Skinner, Colette y Emile son unos personajes geniales para acompañar a Remy. Pero quería dejar al mejor personaje para el final: Anton Ego. Ego se roba la película con la escena en la que prueba el ratatouille (que, de hecho no es ratatouille per se, es una variación del platillo llamado confit byaldi) y le recuerda un momento exacto de su infancia, algo que hasta que te pasa en la vida real no entiendes su significado en la película.

Pero luego de esa famosa escena, viene lo que en mi opinión es el mejor monólogo de Pixar: el momento en el que Ego escribe su reseña y descubre el verdadero significado de la famosa frase del chef Auguste Gusteau: “Cualquiera puede cocinar”. Mientras Ego monologa, suena una versión instrumental de Le Festin que le da un toque melancólico. Lo que le da un nuevo significado a la película, pues explica que no cualquiera es un gran artista, pero un gran artista puede ser cualquiera. Al final, esta película entra en la categoría de Pixar de las que no necesitan una escena melodramática para ser sentimental, sales de la película con una mezcla de sentimientos, predominantemente, con ilusión.

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Autor

Rodrigo Nuila

Soy un estudiante de Quinto Bachillerato, desde que tengo 12 años he estado fascinado por el cine, he dedicado gran parte de mi tiempo a escribir, hacer y ver cine desde entonces. Además, me interesa mucho la literatura de principio y mediados del siglo XX.

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