Estaba un poco desmotivada para escribir este artículo. No. Desmotivada no es la palabra. Simplemente no me gusta escribir de cualquier cosa, no me gusta re-escribir algo ya escrito, no me gusta escribir de lo primero que se ve al entrar a Instagram o TikTok pero… ¿de qué iba a escribir?

Me enfermé, por lo que mis días no han sido muy interesantes para relacionar lo que escribiera conmigo. Mi única salida fue al pediatra y «Cómo mi columna está torcida y las medicinas que tengo que tomar cada ocho horas» definitivamente no iban a ser mi título seguí redundando y poniendo un par de excusas, estaba aburrida, lo que después me llevó a comprender que el aburrimiento es esencial en la vida. Sí, el aburrimiento puede ser beneficioso. Al fin y al cabo, por algo existe ¿no? Por algo está, para algo está. Mi objetivo ahora era averiguarlo.

La Segunda Guerra Mundial. Los que bien me conocen saben que este es uno de mis principales intereses. A mis 12 años con nada que ver en Netflix y un asaz de aburrimiento pensé «Un documental no es mala idea, al final me hace más conocedora. Más inteligente, ¿tal vez?». Ningún documental me intrigaba y como humanos juzgamos por la portada, es natural, pero por alguna razón (y yo en serio, en serio nunca había sentido atracción hacia este tema) presioné en el título La Segunda Guerra Mundial a todo color. No quiero que suene dramático  ―o tal vez sí un poco―, pero me conmovió tanto el tema que pasé los siguientes meses investigando a fondo sobre este acontecimiento. Puedo decir que, primero, sí me hizo un poquito más conocedora; segundo, cambió mi perspectiva de una inimaginable cantidad de cosas relacionadas y no relacionadas con esta historia; y, tercero, me atrevo a afirmar que estos intereses o temas que hacen clic con nosotros, lo hacen por algo, nos hacen conocernos, crecer, aprender y nos forman un poco más como personas.

Escribir y dibujar. Cuando estoy aburrida tiendo a escapar dibujando o escribiendo lo que sea, lo que se me ocurra, sin presiones. Terminé descubriendo que, aunque no soy Bob Woodward o Van Gogh, soy buena para esto, hasta un poquito talentosa. Me relaja y, como mencioné, me hace autoconocerme y expandir mi sabiduría, y terminar estas cosas con éxito me enorgullece, así que hasta me siento mejor conmigo. Obviamente este espacio lo he convertido en una responsabilidad, pero por voluntad propia. El aburrimiento me ha hecho encontrar cosas en las que destaco que, aparte de ayudarme, incluso pueden ayudar a otros.

Estos son un par de ejemplos nada más, pero ha sido tanto lo que me ha dado el aburrimiento que creo que a veces me gusta. A veces me da paz, pensándolo bien. A veces me motiva a hacer obligaciones. A veces me reconecta con personas o hobbies. A veces me da claridad. A veces estimula mi creatividad. Y a veces solo estoy aburrida. Que también es normal. Te invito a reflexionar qué te da el aburrimiento. En tu válida opinión, ¿para qué crees que sirve?

Para concluir, quiero plantar la semilla en ti de que el aburrimiento es esencial para la vida. No es un freno, es un acelerador, es una oportunidad. Úsalo para tu total beneficio. No lo evites, siéntelo y, al sentirlo, busca qué provecho puedes sacarle a estar aburrido. Es diferente para todos y no sabes qué cajita de Pandora la pereza te esconde.

Foto de cottonbro en Pexels

Autora

Sophia Solis

Sociable, organizada, creativa y determinada… Esos fueron los principales adjetivos con los que mis amigos me describieron. Mucho gusto, mi nombre es Sophia Solis. En este espacio vas a encontrar de todo, literalmente de todo, pero visto desde mi perspectiva. Hablaré de temas sensibles y superficiales, desde política y salud mental hasta moda y diversión, pero siempre dándole un twist crítico, honesto y con una partecita de mi. ¡Te invito a leer desde mi perspectiva!
Artículos de la autora