Las personas siempre están mencionando que gracias a la cuarentena se pudieron acercar más a sus familias, a sus amigos, hasta a los vecinos, pero no he escuchado a casi nadie hablar sobre cómo se unieron a sus perros. Yo, en cambio, con quien más me uní fue con mi perrito Ralph. Ahora les contaré la historia de cómo sucedió todo.
Ralph es un labrador que mis papás compraron cuando yo era un niño pequeño de quizás unos ocho años. Al principio, jugaba todo el tiempo con él, pero de repente fui creciendo y creciendo. Conforme crecía, mis responsabilidades aumentaban. Mi hermana siempre quiso encargarse de la comida de Ralph, mi mamá era quien lo sacaba a pasear y mi papá lo bañaba, por lo que, al final, nunca mostré interés por hacer nada más con él, además de saludarlo cuando regresaba del colegio.
Siempre que llegaban mis amigos a la casa, me decía que les encantaba la personalidad de Ralph y que era hermoso. No entendía cuál era el alboroto, después de todo, hay muchos perros como él, hasta mejores, pero era porque en ese momento no lo veía.
De repente, sucedió. La pandemia comenzó y nos vimos obligados a quedarnos en casa. Debo admitir que al inicio no lo tomé muy en serio, porque pensé que sería simplemente unas tres semanas trabajando desde casa, pero como ya muchos sabemos, terminó siendo mucho más tiempo. Por tanto tiempo que se prolongó, me estaba comenzando a aburrir y ya no sabía qué más hacer en mi casa.
Un día, mi mamá tuvo que irse precisamente el día en que sacaba a pasear a Ralph, por lo que me pidió favor de que lo sacara por ella. No tuve problema con hacerlo porque después de todo, necesitaba despejar mi mente después de un examen muy complicado. Cuando salimos, Ralph me insistió que lo llevara al parque. Como no tenía nada más que hacer, lo llevé. Esas dos horas en el parque terminaron siendo lo mejor en toda la cuarentena. Jugamos mucho y nos reímos.
Al día siguiente, le pregunté a mi mamá si estaba bien si lo sacaba yo otra vez. Sin dudarlo, accedió y me la pasé increíble nuevamente. Entonces lo saqué al día siguiente, después al siguiente, al siguiente y así durante meses, y siempre era igual de divertido; sin embargo, no quería que Ralph me viera nada más como el que lo saca a pasear, quería ser su amigo. Entonces comencé a hacer todas las tareas que tuvieran que ver con Ralph, es decir darle de comer, bañarlo y, sobre todo, darle amor.
No comprendía cómo no había visto su encanto antes. Ya comprendía por qué mis amigos siempre lo elogiaban. Después de esos meses, Ralph y yo nos volvimos inseparables, ¡Hasta duerme en mi cama!
Le digo a cualquiera que tenga un perro y no le pone tanta atención, llegue a conocerlo, verá que no se arrepentirá.
¡Feliz día internacional del perro!
Autora
María José Quezada
¡Hola! Mi nombre es Majo Quezada y disfruto leer y escribir. Para mí, leer es cuando puedo liberarme, imaginar y expresar lo que siento. A menudo imagino que estoy en la época medieval. Es por eso que mucho de lo que escribo es sobre personajes fantásticos como héroes y princesas; sin embargo, también me gusta estar al tanto de lo que pasa en el mundo actual. Me gusta pensar que soy una persona un poco anticuada, pero moderna a la vez. Disfruto de casi todos los géneros de música, bailar, salir a fiestas y cosas normales que hacen los adolescentes. Imaginar para mí es un medio para organizar mis pensamientos y seguir adelante con la vida. Como Walt Disney dijo: «Cuando creas en una cosa, cree en ella todo el tiempo, de manera implícita e incuestionable».