El martes, en Arte, nos pidieron dibujar algo que marcó nuestras vidas. Yo decidí dibujar una montaña rusa en bajada, la mitad era todo de colores y la otra mitad la dibujé toda gris, tal cual, así me sentía.

Los días soleados se empezaron a convertir en grises, llegaba del colegio y lo único que hacía era llorar, no tenía ni las ganas ni la motivación para hacer tareas, hablar de cómo me sentía, hacer ejercicio. Mis amigos lo notaron y me empezaron a preguntar «¿Estás bien?», me decían que era como si yo me hubiera «apagado», yo les respondía «sí», pero estaba rota por dentro.

Claramente mi rendimiento bajó, no sabía qué hacer, me sentía mal conmigo misma, empezaron las inseguridades, otra vez.

Recuerdo que una de esas sesiones con nuestro maestro coach que hacen para ver nuestras notas y para darnos cuenta de cómo nos pueden ayudar, la maestra me preguntó «¿Estás bien?», mi corazón se derrumbó y solté todo. Empecé a llorar, le conté todo lo que sentía, hoy en día sigo tan agradecida con ella porque me hizo darme cuenta de que lo que estaba pasando no era mi culpa.

Yo me quedé callada con mis amigos, familia, incluso con mis papás. Yo sé que, para la mayoría de nosotros, los adolescentes no tenemos un vínculo muy «fuerte», de confianza con los padres, por miedo a que no nos juzguen, que hablen de nuestras cosas con los demás y otras inseguridades. Ahora me doy cuenta de lo importante que es tener esa confianza con ellos y también el hecho de hablar o expresar nuestros sentimientos. Así que no nos quedemos callados.

Me preguntaba por qué a mí, pero aprendí que es mejor cuestionarnos ¿qué aprendizaje me está dejando esto? Toda mala experiencia tiene una lección y las experiencias «malas» nos hacen más fuertes.

Hoy en día estoy bien, casi no tengo inseguridades, soy más madura, estoy muy orgullosa de mí misma por estar feliz, alegre como estoy hoy.

El «¿qué dirán?» desapareció, los días soleados por fin ya no tienen lluvia, como dicen «después de la lluvia siempre sale un arcoíris». No nos quedemos callados, hay que soltar todas nuestras emociones y expresar cómo nos sentimos.

La imagen de la portada fue generada por IA a través de DALL-E 2.

Autora

Sabrina del Valle

«Vida solo hay una», Sabris.
Mi nombre es Sabrina del Valle. Me gusta muchísimo tomar fotos, me encantan los deportes, es algo que me ayuda a escapar de mis problemas. Soy extrovertida, amable, positiva y alegre. También me gusta expresar mis sentimientos al escribir; no podría vivir sin la música. Me encantaría ser psicóloga, pero no lo sé. Como dijo Forrest Gump: «La vida es como una caja de chocolates, nunca sabes lo que te va a tocar».