Las fiestas y la ropa, los viajes, las fotos, los planes elaborados y gigantes grupos de amigos. De domingo a jueves nos tienden a faltar estas cosas que, en efecto, hacen que nos falte energía, hacen que nos falten ganas. Ganas de salir, de arreglarnos, de hacer, de reír, de comer, de estudiar, de trabajar, de escribir.

Creo que nos hemos olvidado de esas pequeñas cosas que tantos llaman insignificantes, como la lluvia después de los días tan calurosos que estamos pasando, de nuestro desayuno favorito y cómo metafóricamente hace sonreír a nuestro estómago, de cómo se contagian los bostezos y lo inexplicable que es esto y miles de otras cosas, de lo mucho que nos reímos con nuestros mejores y más cercanos amigos por cosas tontas que a otros sin un humor tan roto les parecen obsoletas. No hemos sabido apreciar los atardeceres que se alzan frente a nuestros ojos por esperar a estar presente a alguno que vimos en las redes sociales. Los abrazos y cumplidos, los besos en la frente, no lo sé, opino que, entre todas las palabras aprobadas por la Real Academia Española, insignificante es la última que se debería usar.

Y soy culpable, soy culpable de que últimamente, más que nunca, me falten ganas. Al levantarme, ya estoy pensando en las formas de hacer correr el día más rápido, para acortar mis semanas y en un parpadeo llegar al viernes. Incluso hay una multitud de viernes en que mi emoción es tan escasa que ni siquiera quiero salir o hacer algo. Y veo el mismo efecto en muchas personas que me rodean.

Cuando somos pequeños, nos emocionamos e interesamos por todo. Todo es nuevo y desconocido, nada nos aburre. Puede sonar un tanto irónico, pero al no conocer el valor de las cosas, las apreciábamos más.

El término ikigai es un concepto japonés que se traduce textualmente a razón para vivir; una razón para levantarse en las mañanas, para disfrutar el significado de la vida, tu pasión, propósito, algo por lo que vives y eres. Y es de buscar, de distinguir qué nos lleva a nuestro mundo, aunque sea por segundos, amarlo, apreciarlo, respetarlo. Es de buscar sentido en lo que no tiene sentido. Es de detallar más de lo obligatorio.

Por más cursi que se escuche quiero compartir lo siguiente: hay alrededor de un chance en 8 millones de ganar la lotería, pero igual compramos ese ticket; un chance en 3.7 millones de estar en un accidente de avión, pero igual volamos; un chance en 4,000 de estar en un accidente de carro, pero igual manejamos; y solo un chance en 400 trillones de existir, pero aun así cuestionamos el valor de nuestra vida.

Así que lamento ser redundante y no dar mucha información en esta ocasión, pero solo quiero hacer un recordatorio de que estamos en el presente, de que debemos aprovecharlo, de que la vida es frágil y eso es mi ikigai para realmente querer vivirla.

Foto de Kourosh Qaffari: https://www.pexels.com/es-es/foto/persona-de-pie-sobre-el-cesped-mientras-abre-las-manos-1583582/

Autora

Sophia Solis

Sociable, organizada, creativa y determinada… Esos fueron los principales adjetivos con los que mis amigos me describieron. Mucho gusto, mi nombre es Sophia Solis. En este espacio vas a encontrar de todo, literalmente de todo, pero visto desde mi perspectiva. Hablaré de temas sensibles y superficiales, desde política y salud mental hasta moda y diversión, pero siempre dándole un twist crítico, honesto y con una partecita de mi. ¡Te invito a leer desde mi perspectiva!
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