El hogar es un concepto complejo porque no se le puede dar un significado concreto. Es una experiencia diferente para cada persona. Para algunos es una casa, para otros la naturaleza, para algunos puede ser un grupo de gente, un Dios. Para muchas personas es una persona.

El hogar es el lugar al que siempre regresamos. En el que pueden pasar mil guerras y conflictos, pero que siempre va a representar un lugar de seguridad. Nuestro hogar lastima, nuestro hogar duele y hiere, pero también nos ayuda a levantarnos, nos da estabilidad y nos recuerda quiénes somos.

La verdad es que el hogar es muy similar al amor. Es eso que nunca, nunca vamos a poder explicar. Cuántos libros, novelas, poemas, cuentos e historias se han escrito y contado, intentando hablar sobre el amor y nunca se ve el mismo significado. No se puede explicar con palabras. Porque no son palabras y no se trata de imponer un significado.

Nosotros como humanos le tenemos miedo a todo aquello que no conocemos. Por años hemos intentado darle una explicación a todo porque el sentimiento de inferioridad le gana al de curiosidad. Afortunadamente, no se le puede dar un significado a todo. No todo tiene una explicación. Las cosas solo pasan y solo se sienten. A veces solo se necesita percibir todo antes de entender todo.

El hogar es como un abrazo en el alma. Hogar es inevitablemente un espacio irrepetible. Un hogar es como una estrella fugaz, que si no lo apreciamos a tiempo se va alejando de nosotros. Todos tenemos nuestra estrella fugaz. Esa cosa que sentimos se nos va de las manos, aunque lo agarremos con garras. En esos momentos lo más importante es reconocer que no podemos perder las cosas que más nos importan y que nos hacen sentir como una fogata dentro de nosotros. No hay que dejar que cosas así de importantes se vayan sin ser reconocidas.

El sentimiento de hogar es algo a lo cual podemos tratar de huir, pero que nunca se irá. Todos sabemos en dónde o con quién o quiénes nos sentimos mejor. Nos sentimos bien. Vivir una vida sin eso es vivir una vida sin plenitud. Podemos ser las personas más ricas del mundo y ser las más pobres simultáneamente. Está bien reconocer que necesitas estar ahí, está bien reconocer que necesitas ayuda y está bien que cambie. Lo que no está bien es tratar eso que nos hizo tan bien como algo que se puede solo desechar.

Yo esperaré sentada. Esperaré, porque a veces todos necesitamos huir. Esperaré el tiempo que pueda, pero cuando me lastime más de lo que me ayuda, aprenderé a dejar ir. Lo que nunca, nunca dejaré es que la gente a mi alrededor sienta que no puede regresar. Sienta que tiene que huir. Mientras yo esté, va a haber amor que dar.

La imagen de la portada fue diseñada con IA a través de Canva.

Autora:

Camila Cordón

Soy Camila Cordón. Vengo de escritores y lectores; de personas que conectan con las letras. Creo que todos escribimos eso que necesitamos que nos escuchen o que no podemos decir en voz alta. Conecto con la escritura porque es mi manera de ser la versión más genuina de mí. Espero que lo que escriba haga sentir algo a alguien, porque eso es todo lo que quiero.

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