«Somos lo que comemos» es una típica frase que venimos escuchando desde que somos niños pequeños. La comida a esa corta edad era comprendida de una manera simple. Comíamos lo que queríamos, comíamos cuando teníamos hambre, dejábamos de comer al sentirnos llenos. Disfrutábamos la comida. Pero para muchos, hoy en día, ese sentimiento es inimaginable.

Desórdenes alimenticios. Estas dos palabras se han presentado con una extrema sensibilidad, pero esta delicadeza y respeto hacia el tema es aún más razón para aprender acerca de ellas. Por mucho tiempo, se ha creado un estereotipo de cómo se ve un desorden alimenticio: «Anorexia, bulimia, bajo peso, notorio, extremadamente grave, un término exclusivamente físico». Y aunque muchas veces es así, muchas veces no lo es.

Empecemos por entender qué es un desorden alimenticio.

Estos son padecimientos en la salud mental en que la comida, la imagen corporal, comer y el peso se convierten en una fuente de ansiedad y pensamientos distorsionados. Generalmente, empiezan en la adolescencia y, al contrario del pensamiento popular, no solo afectan a mujeres. Se puede llegar a comer mucho menos o mucho más de lo necesario. Son afecciones médicas, no dietas saludables o un estilo de vida. Deterioran la capacidad del cuerpo para obtener nutrientes, lo que conduce a otros problemas, como en los huesos, cardiacos, renales, anemia e incluso pueden conducir a la muerte. A pesar de esto, la mayoría de víctimas experimentan cierta satisfacción de tener el control sobre algo tan significativo, razón por la que no quieren o buscan salir de ello. Por suerte, hay tratamientos que pueden ayudar.

Algunas clases de desórdenes alimenticios son:

  • Desorden de ingesta alimentaria evitativa o restrictiva

De acuerdo con Alina Petre, una dietista registrada, la gente con este tipo de desorden come menos de lo necesario a causa de una falta de interés en la comida o disgusto. Quienes lo sufren pueden perder peso o sufrir deficiencias nutricionales.

  • Anorexia nerviosa

Este es el tipo en el que la mayoría piensa al escuchar el término desorden alimenticio. Los que padecen anorexia nerviosa están obsesionados con perfeccionar su imagen corporal, controlando y limitando la cantidad de calorías que consumen para alcanzar su cuerpo ideal. Incluso cuando llegan a estar severamente bajo peso, debido a su obsesividad, es difícil para ellos reconocerlo. Tienen una perspectiva propia distorsionada y expectativas tan altas que se vuelven peligrosas.

  • Bulimia nerviosa

Comer en grandes cantidades y provocarse vomitar poco después son características de la bulimia nerviosa. Esto les da una sensación de alivio que les ayuda a sentir que tienen control sobre su propio cuerpo. Es complicado detectar estas conductas, ya que generalmente quienes sufren bulimia nerviosa mantienen un peso normal.

  • Ingesta compulsiva (también conocida como binge eating)

Las personas que hacen binging comen en inmensas cantidades cotidianamente. Se sienten avergonzadas y no experimentan control sobre sí mismas, lo que lleva a que dejen de comer por determinados periodos y después repitan el mismo ciclo.

Aparte de estos, hay muchos más y se pueden ver de manera diferente.

Desde mi primera persona

En 2020, durante la cuarentena empecé a interesarme más por comer bien y hacer ejercicio, aunque al principio parecía ser beneficioso, mi obsesión por bajar de peso me hizo restringirme de grupos alimenticios, entrenar excesivamente y arrepentirme por comer cualquier alimento que consideraba «malo». Con el tiempo fui saliendo de esto, pero sin notarlo, comiendo de menos día a día. Entré en un ciclo de no comer y comer demasiado que afectó mi salud mental y física. Como en muchos, se volvió gratificante este control que poseía y los comentarios de externos, por lo que lo ha convertido en una dificultad y algo compulsivo. Hoy en día todavía me cuesta comer sin sentir culpa e incluso mi apetito ha disminuido. No es fácil ni vale la pena llegar a un punto amenazante.

Aunque tenía miedo de hablar sobre esto. En mi miedo, creí que era la única que estaba viviendo algo parecido, pero con el tiempo he conocido a muchas personas que sufren de una pésima relación con la comida, lo que me motiva a tocar el tema. Mi propósito es primero informar, pero incluso más importante dar a entender que si alguien leyendo esto conoce y conoce personas con estos síntomas o se identifica con un desorden alimenticio, no está solo, no está loco y, aunque es difícil, puede recuperarse.

Foto de Getty Images en Pexels

Autora

Sophia Solis

Sociable, organizada, creativa y determinada… Esos fueron los principales adjetivos con los que mis amigos me describieron. Mucho gusto, mi nombre es Sophia Solis. En este espacio vas a encontrar de todo, literalmente de todo, pero visto desde mi perspectiva. Hablaré de temas sensibles y superficiales, desde política y salud mental hasta moda y diversión, pero siempre dándole un twist crítico, honesto y con una partecita de mi. ¡Te invito a leer desde mi perspectiva!
Artículos de la autora