Estos dos años de pandemia han sido duros para nosotras, pero también nos ha permitido algunas cosas buenas. Hoy te contamos nuestras perspectivas de ese encierro, que cada vez se mira como algo lejano.

Covid 19, cuando pienso en esa palabra solo se me vienen cosas tristes a la mente. Recuerdo perfectamente el día cuando entró a Guate, un viernes 13 de marzo, tenía mucha fe y esperanza de que no pasaría gran cosa, pero, al ver las noticias y escuchar a mis papás hablando del tema, esa fe y esperanza iban disminuyendo más y más rápido. El colegio cerró, lo único que hice fue empezar a llorar preocupándome por mi familia, mis amigos y mis maestros. Fue muy difícil y sé que no fui la única que se llegó a sentir así, a las 6:00 P.M. todos los días oía una alarma, parecía como si fuera de un apocalipsis zombi, era una especie de alarma de los bomberos, vivo muy cerca de una estación de bomberos y estaba asustada. Por nuestra salud, mis papás no me dejaban salir a jugar al parque con los demás niños, solo los veía felices jugando desde la ventana del cuarto de mis papás.

En lo personal, me considero una persona muy positiva, pero para mí en ese capítulo de mi vida no miraba nada positivo. Recuerdo las llamadas por House Party hablando con mis amigos por horas, también recuerdo cuando jugaba juegos de mesa con mi familia para que el tiempo se fuera rápido, esa sensación de querer abrazar a alguien y no poder hacerlo, el estrés de no poder salir de mi casa, todo esto me afectó mucho.

Aprendí a valorar cosas que antes no valoraba.

Para mí, es algo que me afectó demasiado, ya no tengo mucha memoria de ello, pero sí recuerdo todo lo malo. Hay algo en mi cerebro por lo que las experiencias increíbles no las recuerdo tan bien o no las recuerdo para nada, pero las malas experiencias las recuerdo y vívidamente. Recuerdo perfectamente ese viernes 13 de marzo. Recuerdo cuando alguien en el bus dijo que el covid 19 ya había llegado a Guatemala. Recuerdo haber abrazado a todos mis amigos del bus porque algo me decía que no los volvería a ver en un largo tiempo, estaba en lo cierto. Recuerdo estar preocupada, ya que no me había logrado despedir de mis mejores amigas y decir algo como «¡Hijuela! ¡No me despedí de las gemelas! ¡Ay noooo!» (jajaja), algo así. Recuerdo todas esas tardes sin nada qué hacer, cómo mis hábitos saludables se fueron derrumbando poco a poco, lo cual todavía me afecta en la actualidad. Me volví muy sedentaria, comía muy mal y me la pasaba acostada todas las tardes. Le perdí un sentido a la vida. Recuerdo que el presidente había dicho que no nos preocupáramos, que iban a ser solamente dos semanas o un poco más y eso se convirtió en dos años y meses. El año que se suponía que iba a ser el mejor de mi vida, el más divertido, se convirtió en mi peor pesadilla, el año de Sexto de 2020 fue el peor año de mi vida. Ese estrés de no poder abrazar a las personas sigue presente en mí, me acostumbré tanto a la mascarilla (o cubrebocas, como le digas) que ahora en las películas de live action me estresa que cuando hay aglomeración (un término que aprendí por la pandemia, jajaja) en las películas, los actores no lleven mascarilla. No recuerdo muy bien mi vida antes de la pandemia, antes de las alarmas a las 6:00 P.M. avisando el toque de queda, antes de no poder abrazar a las personas cercanas sin preocupación, antes de tener que llevar mascarilla a todos lados.

Es algo muy triste para mí, ahora que salgo, ver que las mascarillas desechables, entre otros, son otra razón de la contaminación. El uso de tanto internet a nivel mundial ha estado creando más CO2 del que había antes. Sí es cierto, la pandemia ocasionó que la naturaleza reviviera, pero eso solo duró unos pocos meses. No tengo ninguna buena memoria de la pandemia del 2020. Extraño tanto mi vida de hace tres años.

Sentimos que fue y es una experiencia única, no todas las demás generaciones vivirán esto, pero siempre hay que verle el lado positivo, aprendimos a valorar muchísimo más las personas, también lo que hacíamos antes de que toda esta locura se iniciara, y por fin después de un largo tiempo el arcoíris empezó a salir, como dijo un sabio: «después de la lluvia siempre hay un arcoíris».

Foto de Anna Shvets en Pexels

Autoras

Ana Isabel Barrios

Hola, soy Ana Isabel Barrios y me gusta pintar, leer y, en este caso, escribir. Tengo dos hermanos, mi papá es ingeniero civil y mi mamá es economista. Yo quiero ser arquitecta, me gusta mucho todo lo de los diseños de las casas y edificios. Me gusta jugar Minecraft, Zelda Breath of the Wild y Roblox. A mí me gusta hacer deporte, tenis en específico. Soy amable, alegre y soy bastante introvertida me gusta escuchar música.

En nuestros artículos generalmente hablaremos acerca de nuestra vida como adolescentes y temas que nos hacen pensar y cómo vemos el mundo como adolescentes. Cada sección de «Our Highschool» presentará un tema diferente y común entre nosotros, los adolescentes.

Artículos de la autora

Sabrina del Valle

«Vida solo hay una», Sabris.
Mi nombre es Sabrina del Valle. Me gusta muchísimo tomar fotos, me encantan los deportes, es algo que me ayuda a escapar de mis problemas. Soy extrovertida, amable, positiva y alegre. También me gusta expresar mis sentimientos al escribir; no podría vivir sin la música. Me encantaría ser psicóloga, pero no lo sé. Como dijo Forrest Gump: «La vida es como una caja de chocolates, nunca sabes lo que te va a tocar».
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