En este espacio, María José nos irá contando historias que le han contado a ella. Así que estas historias que leerás no son sus anécdotas, ella solo les dará forma a las historias de los demás.

«Nunca había pensado en salir con nadie realmente. Mis prioridades eran graduarme y luego ya decidir si estoy lista para tener una relación que requiere de tanto trabajo. Luego, la cuarentena pasó. Creo que, para muchos como yo, pensaron que sería un tiempo para relajarme y tomarme las cosas con calma. Como no había mucho que hacer, como cualquier persona de mi edad, lo que más veía eran pues redes sociales. Allí comencé a notar un patrón. Todos parecían estar saliendo y terminando con personas en cuestión de semanas. No sabía lo que estaba pasando. ¿Sería que por la cuarentena la gente se sentía solitaria? ¿Será para entretenerse en lo que todo esto termina? Parecía que ya no era una epidemia de coronavirus, sino de citas en línea. No entendía cómo todos ellos podían conocer a tantas personas sin tener contacto con nadie durante meses.

La curiosidad, y siendo honesta, la soledad, le ganó a mi curiosidad. Investigué (si, investigué) sobre todas las clases de plataformas que existen para citas en línea. La más común fue Tinder. Así que creé una cuenta, me tomé fotos con la cámara de mi prima y me presenté ante el mundo de las citas. Muchas amigas me recomendaron simplemente agregar a muchos hombres aleatorios en Snapchat (chicos y chicas, no hagan eso) para platicar con ellos. Nunca me interesaron mucho las redes sociales, me resultaban exhaustivas, pero para poder lograr conseguir aunque sea una cita en línea, debía actualizar mis redes. Comencé por subir mejores fotos a Instagram, actualizar Facebook (aunque ya nadie lo usa), comenzar a mandar streaks en Snapchat, subir decenas de decenas de tik toks con ropa linda, lo que sea, para adolescentes que pasan su día jugando videojuegos, se fijaran en mí.

Pasaron solo cuatro días y coincidía en Tinder con seis chicos, tenía 20 nuevos seguidores en Instagram y estaba teniendo conversaciones con tres chicos. No pensé que fueran a haber tantos resultados en tan poco tiempo, pero decidí tomarlo con calma y evaluar mis opciones. Muchos fueron automáticamente descartados porque realmente nos les interesaba conocerme a mí, mi personalidad y cómo soy. Mientras evaluaba mis opciones, recordé lo que me decían en el colegio sobre conocer extraños, pero después de todo, no esperaba nada, simplemente hablar, y cuando alguno de los dos nos aburriéramos, no volvernos a hablar nunca más. Finalmente, encontré a alguien que le interesaba saber sobre mis gustos, mis emociones, mis pasatiempos y todo sobre mí, y ¿qué más puedo decir? Caí.

Hablábamos todos los días, y sabía que era real porque nos hacíamos video llamadas. Me parecía atractivo, amable, inteligente y atento, lo que todas deseamos tener. Pero no era lo mismo sin vernos. Finalmente entendí que podría ser mi mejor amigo, el cual lo es ahora. No recomiendo hacer lo que yo hice.

Si se sienten solos, busquen amigos, no una relación amorosa, yo lo tuve que aprender, por más que me doliera.

Autora

María José Quezada

¡Hola! Mi nombre es Majo Quezada y disfruto leer y escribir. Para mí, leer es cuando puedo liberarme, imaginar y expresar lo que siento. A menudo imagino que estoy en la época medieval. Es por eso que mucho de lo que escribo es sobre personajes fantásticos como héroes y princesas; sin embargo, también me gusta estar al tanto de lo que pasa en el mundo actual. Me gusta pensar que soy una persona un poco anticuada, pero moderna a la vez. Disfruto de casi todos los géneros de música, bailar, salir a fiestas y cosas normales que hacen los adolescentes. Imaginar para mí es un medio para organizar mis pensamientos y seguir adelante con la vida. Como Walt Disney dijo: «Cuando creas en una cosa, cree en ella todo el tiempo, de manera implícita e incuestionable».

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