En 1977, dos discos de cobre bañados de oro fueron lanzados al espacio junto con las sondas espaciales Voyager. A pesar de que estos dos discos son de tan solo 30 centímetros de diámetro, están cargados de imágenes, videos y sonidos que muestran la vida y la cultura en la Tierra. Entre el contenido de los discos se pueden encontrar una grabación de saludos en 56 idiomas, una selección de música de distintas partes del mundo y 116 imágenes que retratan objetos y escenas cotidianas para los seres humanos, importantes monumentos históricos y los cuerpos celestes que conforman nuestro Sistema Solar, entre muchas otras cosas.

Estos discos fueron creados con el propósito de ser un indicio de la existencia de nuestra especie por el milagro de que, en un futuro lejano, sean encontrados por alguna sociedad extraterrestre. Sin embargo, ya que se estima que las sondas Voyager llegarán a la estrella más cercana a nuestro Sistema Solar en unos 40,000 años, muchos piensan que este proyecto tiene las mismas probabilidades de ser exitoso que arrojar una botella con un mensaje al océano, por lo que el esfuerzo colectivo de todos los involucrados en el proyecto probablemente habrá sido en vano.

Además, ¡ni siquiera sabemos si existe vida extraterrestre en primer lugar! Existe un argumento conocido como la ecuación de Drake que estima que podrían existir hasta 30 civilizaciones inteligentes en la Vía Láctea. Pero entonces, ¿por qué no hemos tenido contacto con ninguna? ¿Por qué no hemos encontrado ninguna señal de que existan civilizaciones extraterrestres si, según nuestros cálculos, el universo debería estar repleto de ellas? A esta contradicción se le conoce como la paradoja de Fermi.

Se dice que la idea de esta paradoja surgió en el verano de 1950, cuando Enrico Fermi, un físico italiano-estadounidense, estaba conversando con otros tres compañeros físicos acerca de algunos reportes de avistamientos de objetos voladores no identificados (ovnis) que se habían hecho alrededor de aquel tiempo. La conversación tomó varios giros hasta que Fermi famosamente gritó: «Pero, ¿en dónde están todos?».

Esta pregunta abrió un debate del cual surgieron muchos intentos de explicar esta paradoja. El mismo Fermi expresó que tal vez no hemos tenido contacto con ninguna civilización extraterrestre ya que cuando estas civilizaciones desarrollan su tecnología a un determinado nivel encuentran los medios para exterminarse. Sin embargo, esta no es la única proposición al dilema. Muchas personas piensan que nuestros cálculos son defectuosos y que la vida es extremadamente rara en el universo. Otros piensan que la vida sí es tan común como se piensa, pero que no está lo suficientemente desarrollada como para comunicarse con nosotros. Algunos incluso piensan que estas civilizaciones inteligentes sí existen, pero que deliberadamente nos están evitando. Claro que otra respuesta válida e igualmente probable es que simplemente no existen; que estamos completamente solos.

A pesar de ello, es innegable que, desde el inicio de nuestra historia, los seres humanos hemos tenido una enorme fascinación con la posibilidad de que exista vida en alguna parte de nuestro cielo; la misma fascinación que nos ha impulsado a lanzar discos al espacio y realizar hazañas similares. Pero, aún si somos los únicos en este universo, estos discos son más que solo un intento de comunicación con vida lejana: son un símbolo de nuestra unión y desarrollo. Es por ello que, aunque los discos en las sondas Voyager nunca sean encontrados —aunque nuestra botella se pierda en altamar— nunca perderemos la esperanza.

Foto de Mohan Reddy en Pexels

Autor

Sebastián Bermúdez

¡Hola! Me llamo Sebastián Bermúdez. Nací el 29 de noviembre de 2006 en Guatemala. Desde que tengo memoria, me han apasionado distintas ramas de la ciencia, en especial la química y la astronomía. Además, me encantan los trabajos de investigación, ya que son una excelente oportunidad para adquirir conocimiento sobre diversos temas. Esta es la principal razón por la cual decidí unirme al e-capirucho. Entre mis pasatiempos favoritos están la lectura, el dibujo, tocar piano y pasar tiempo con mi familia y amigos.