Miguel Ángel Asturias Rosales fue el primer hijo de la familia Asturias Rosales, conformada en ese momento por el señor Ernesto Asturias Girón y la señora María Rosales de Asturias. Su padre era abogado y notario, quien llegó a ser Magistrado de la Corte de las Apelaciones y su madre era maestra de escuela. Nació en una familia acomodada de clase media alta que vivía en la Ciudad de Guatemala en ese entonces; dos años más tarde, llegó Marco Antonio Asturias Rosales, quien llegó a completar a la familia. Ernesto Asturias tuvo problemas con el presidente de la República de ese momento y fue amenazado con perder la capacidad de ejercer legalmente, así que toda la familia se vio obligada a abandonar la ciudad y a establecerse en Salamá, Baja Verapaz, en la casa del abuelo Gabino Gómez. Allí, Miguel Ángel pasó unos de los mejores años de su vida, ya que tuvo la oportunidad de entrar en contacto con la población indígena, quien más tarde pasaría a ser la fuente de inspiración y protagonista de sus obras. Los padres decidieron que querían darle un nivel más alto en cuanto a la educación académica, así que la familia retornó a la ciudad de Guatemala. La madre inició un negocio en su casa, en el cual prácticamente vendía absolutamente de todo, siendo ella quien manejaba la casa y era el más grande soporte. Lola Reyes, llegó a la casa de los Asturias como ayuda doméstica, pero más tarde se convirtió en parte de la familia. Fue ella también que influyó fuertemente en la formación de Miguel Ángel, ya que le contaba historias sobre las tradiciones y la cultura guatemalteca, que hacían enamorarlo cada vez más de ella, pues en sus obras se leía y sentía la identidad guatemalteca que trasciende, gracias a él, hasta la fecha. Miguel Ángel estudió derecho y siempre fue una persona que luchó por sus creencias, como lo hizo repetidamente defendiendo los derechos de los estudiantes y al país de Guatemala cuando estaba en el poder Manuel Estrada Cabrera. Más tarde, apoyó al gobierno de Jacobo Arbenz; sin embargo, al entrar Carlos Castillo Armas al poder, este decidió expulsar a Asturias Rosales del país, lo cual tuvo como consecuencia que viviera en Argentina, Chile y más tarde en Europa. Se casó dos veces, la primera con Clemencia Armado, con quien tuvo dos hijos, Rodrigo y Miguel Ángel, pero se divorció; más tarde, se casó con Blanca Mora y Araujo, en 1950, quien fue su esposa hasta el día de su muerte. Después de años de años invertidos en la producción de importantes obras, defensa de derechos, representación de su país a nivel nacional vivó en París y más tarde en Madrid, donde falleció y fue enterrado en el cementerio Pere Lachaise.

La primera educación que recibió fue en párvulos en una escuela en Salamá, más tarde ingresó en el Instituto Nacional Central de Varones ya en la Ciudad de Guatemala. Luego, a medida que fue encontrando su verdadera vocación, ingresó a la Facultad de Derecho en la Universidad de San Carlos. Además, en sus años vividos en Europa, aprovechó a complementar sus estudios de etnología en la Sorbona, París.

Es una larga lista la de las obras importantes de Miguel Ángel, ya que es él la persona que puso en alto el nombre de Guatemala y llenó de honor y orgullo al país. Asimismo, fue quien llegó a la cúspide de labor literaria, no solo para el país, sino que su triunfo fue para América Latina.  Entre sus obras más importantes están El Señor Presidente, Hombres de maíz, Viento fuerte, El Papa verde, entre otros, en lo-s cuales quedó plasmada la identidad del país y las distintas situaciones que se vivían en su momento. Entre los premios más destacados que recibió están el Premio Lenin de la Paz en 1965 y el Premio Nobel de Literatura en 1967, siendo el último el momento más memorable para su vida y para la historia de la literatura guatemalteca.

Caudal

(Tomado de:  Sien de Alondra)

Dar es Amar
Dar prodigiosamente
por cada gota de agua
devolver un torrente

fuimos hechos así
hechos para botar
semillas en el surco
y estrella en el mar
pero hay de aquel
que no agote, Señor
su provisión
sino que al regresar te diga
como alforja vacía
esta mi corazón

Letanías del desterrado

Y tú, desterrado:
Estar de paso, siempre de paso,
tener la tierra como posada,
contemplar cielos que no son nuestros,
vivir con gente que no es la nuestra,
cantar canciones que no son nuestras,
reír con risa que no es la nuestra,
estrechar manos que no son nuestras,
llorar con llanto que no es el nuestro,
tener amores que no son nuestros,
probar comida que no es la nuestra,
rezar a dioses que no son nuestros,
oír un nombre que no es el nuestro,
pensar en cosas que no son nuestras,
usar moneda que no es la nuestra,
sentir caminos que no son nuestros...

 Y tú, desterrado:
Estar de paso, siempre de paso,
tenerlo todo como prestado,
besar a niños que no son nuestros,
hacerse a fuego que no es el nuestro,
oír campanas que no son nuestras,
poner la cara que no es la nuestra,
llorar por muertos que no son nuestros,
vivir la vida que no es la nuestra,
jugar a juegos que no son nuestros,
dormir en cama que no es la nuestra,
subir a torres que no son nuestras,
leer noticias, menos las nuestras,
sufrir por todos y por lo nuestro,
oír que llueve con otra lluvia
y beber agua que no es la nuestra...

 Y tú, desterrado:
Estar de paso, siempre de paso,
no tener sombra, sino equipaje,
brindar en fiestas que no son nuestras
compartir lecho que no es el nuestro,
lecho y "pan nuestro" que no es el nuestro,
contar historias que no son nuestras,
cambiar de casas que no son nuestras,
hacer trabajos que no son nuestros,
andar ciudades que no la nuestra
y en hospitales que no son nuestros
cura de males que tienen cura,
alivio al menos, que no del nuestro,
que sólo sana con el regreso...

 Y tú, desterrado:
Estar de paso, siempre de paso,
tal vez mañana, mañana o nunca..
El tiempo falso de los relojes
no cuenta el tiempo, cuenta la ausencia,
envejecerse cumpliendo años
que no son años sino descuentos
del almanaque que no es el nuestro,
morir en tierra que no es la nuestra,
oír que lloran sin ser los nuestros,
que otra bandera, que no es la nuestra,
cubre maderas que no son nuestras,
ataúd nuestro que no es el nuestro,
flores y cruces que no son nuestras,
dormir en tumba que no es la nuestra,
mezclarse a huesos que no son nuestros,
que al fin de cuentas, hombre sin patria
hombre sin nombre, hombre sin hombre...

 Y tú, desterrado:
Estar de paso, siempre de paso,
tener la tierra como posada,
tenerlo todo como prestado,

 no tener sombra sino equipaje,
tal vez mañana, mañana o nunca...

Padre Muerto

(Tomado de: Sien de Alondra)

En sollozante pluma fue tu vida,
alma sin par. La muerte forma el techo
y las palomas vuelan sin salida.

Hay otra luz. La muerte no la niega.
Luz de adentro perfecta en paz madura.
No es cierta la sombra que te ciega.

¿En dónde está el morir de lo que vive?
Nada hay, muerte, nada hay que sea tuyo,
pues todo ser en muchos más revive.

Abren las tumbas con secretas llaves
las semillas. Los muertos a la mente
de la lluvia, los vientos y las aves.
De hartagazo fácil nace la criatura,
sombra en la vida que se vuelve humo
que acaba en luz y para siempre dura.

Madre, tú quien me inventaste

(Tomado de: Sien de Alondra)

¿Qué fuego tú encendiste, ilusión,
antes que fuera yo?
¿Qué caballera tuviste, esperanza,
qué caballera de pájaros tuviste, esperanza,
antes que fuera yo?
¿Qué avemarías rezaste antes que fuera yo?

 Antes que fueras tú, antes que fuera yo,
antes que fuera el retablo perfecto del buey y la mula,
pensábamos en estrellas,
agua y sueño los dos,
y las estrellas eran nuestros párpados
en la noche de espinas.

Madre, tus párpados colgaban de las espinas.
Tú mi sangre y yo la tuya
y el fracaso final de tus palpitaciones.
Después…
No, antes tú y yo
y después, tú y yo solos…
Hizo frío.
La sombra de tu pelo le quedó a la noche.

Vaciantes…Espacios…El mar…
Figúrate…el mar, Madre, y Tú y yo solos
en mis palpitaciones, en las del mar…Madre,
gracias porque me inventaste,
yo no era, fui inventado por ti
en las letras, las estrellas, las hojas y los sueños.
Soy cosa tuya
Antes que fueras tú,
Tú me inventaste

Andaraiz de la Flor del Aire

(Tomado de: Clarivigilia Primavera)

Andaraiz de la Flor del Aire,
¿qué es lo que sueñan los Cazadores?

 Águila de Fuego,
raíz de raíz de árbol de sangre,
rojas sus huellas en el abanico de huellas
que va rodeando el lago, antes del asalto,
sueña que se incendia el agua (la más terrible
de las pesadillas, como augurio: el agua en llamas),
para quemar a Cuatricielo, el Hombre-de-las-Magias
que transformando en maniquí de paja
huye de los espejos colorados.

 Andaraiz de la Flor del Aire,
¿qué es lo que sueñan los Cazadores?

 Águila de Sueños,
raíz de raíz de árbol de morro,
negras sus huellas en el abanico de huellas
que va rodeando el lago, antes del asalto,
sueña que hiere de nuevo el ojo magnético,
ligeramente dulce, del animal-espejo
robador de huellas, presa que ya herida
escapa de sus manos y se convierte en un lago.

 Andaraiz de la Flor del Aire,
¿qué es lo que sueñan los Cazadores?

 Águila de Nubes,
raíz de raíz de árbol de leche,
amarillas sus huellas en el abanico de huellas
que va rodeando el lago, antes del asalto,
sueña que una tempestad de granizo
pone en fuga a Cuatricielo, el Hombre-de-las-Magias,
transformando en muñeco de escarcha,
muñeco de cuatro cabezas, ocho brazos,
ocho piernas, ocho pies...

 Andaraiz de la Flor del Aire,
¿qué es lo que sueñan los Cazadores?

 Águila de Árboles,
raíz de raíz del país verde,
verdes sus huellas en el abanico de huellas
que va rodeando el lago, antes del asalto,
flecha de mando apuntada hacia mediodía,
sueña que hiere a Cuatricielo,
que hiere y arrebata a Cuatricielo, el ídolo
del envoltorio que esconden sus entrañas,
ídolo de lava transparente,
ojo-dios formado por la lluvia.